VIRGILIO Y SU MUNDO POÉTICO
CARLOS A. DISANDRO
Después de
señalar la ausencia en América de la filología de la Antigüedad greco-romana,
como fuente viva que fecunde nuestro saber y nuestra capacidad creadora, pasa
don Carlos Disandro a examinar la obra virgiliana según una triple escala de creciente
profundización. La primera es el canto; éste halla en la Arcadia de las Églogas
un paisaje ideal que, sustraído a la disolución del contorno, permite un nuevo
vínculo de lo cotidiano con su secreto divino. En las Geórgicas en cambio hace
descender el canto al espacio rústico y concreto, discretamente enlazado con
una meditación lírica capaz, como Orfeo, de enfrentar a la muerte en una
victoria que la transfigura. Por fin la Eneida se adentra en la historia misma,
y más allá de las concepciones cíclicas de los antiguos, vislumbra en ella un
centro preciso y una configuración escatológica delicadamente insinuados en el
destino civilizador de Roma.