viernes, 25 de mayo de 2012


COPLAS DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL



Compañía, compañía,
compañía de Jesús,
te está llegando el minuto
que será como un alud.

Pasarán tus oropeles,
tu mentida condición,
no te valdrán tus poderes,
tus negocios de ocasión.

En América engañaste
al rey, tu noble señor,
y dijiste que empeñabas
palabra en revolución.

Cuando llegó la batalla
para ser la gran Nación,
dijiste que te inclinabas
por salvar la tradición.

Y ahora que nos agobia
una dura coalición,
dices que es bueno que cambie
el signo de la Nación.

Que en tiempos de ecumenismo
hay que vivir a favor
de los sinarcas que mandan
el cambio y la integración.

En América engañaste
al Papa, noble doctor,
y a sus obispos que hablaban
la voz de Nuestro Señor.

Dijiste que no regían
tu privilegio de pro,
y que era tu privilegio
no mostrar tu condición.

Cambiaste los catecismos
para el indio sin favor,
querías regir las almas
en osada corrupción.

Toleraste culto al diablo,
para colmar tu pasión;
no hubo Papa que te hiciera
abandonar tu ambición.

Mercaste contra tu rey,
contra los criollos sufridos;
para escudarte con tino
hablaste de sacra ley.

Y ahora que nos corrompe
un falso papa, te riges
por su moción de sinarca
y su ley de corrupción.

Te olvidaste del rigor,
y te has hecho mundo, lista
para bailar cualquier danza
con que hundir la tradición.

En estas coplas tan breves,
está tu siniestra historia,
lo blanco es negro si quieres,
lo inicuo justo en tu ver.

Pero olvidaste que un día
Clemente catorce vio
el fondo de tu sentina,
colmada de gran hedor.

Blanqueada estaba con maña,
con fuerza de tanto empeño:
era sepulcro de un dueño
tenido por gran doctor.

Clemente catorce vio
y con digna pluma firme
para escarmiento del crimen
con grandeza te abolió.

Olvidaste que en el año
que cuenta sesenta y siete,
vino un Carlos que era rey
y decretó tu expulsión.

Ya llegará el gobernante
que cumplirá la misión:
abatir la Compañía
para fundar la nación.

Ya llegará Santo Padre
que se acuerde de sus hijos,
que no tolere el veneno
de tus teólogos ladinos.

Y que inclinado a la acción
para que crezcan los santos,
con figura de su anillo
decretará tu extinción.

Abolida Compañía,
vives de sombras siniestras,
ni el nombre con que te yergues
existe más que en ficción.

Pero es tu dura cerviz
la que afirma lo contrario:
no ser equivale a ser,
feo y hermoso se igualan.

No te han de valer tus mañas,
aquí se trata de hacer
lo que Clemente ha mandado
y aniquilar tu poder.

LAUS DEO



Publicado en La Hostería Volante , Año 12, Nº 25, La Plata, junio 1970. Páginas 16 a 19 
bajo el título Cancionero de "La Montonera" y el subtítulo Coplas de la Independencia Nacional.


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