martes, 28 de octubre de 2008

Teología y Geopolítica


La Gran Apostasía y los Espacios de Poder

Por Dr. Carlos A. Disandro



INTRODUCCION

Enfrentamos una situación límite en la Iglesia. Distingo, por comodidad, tres contextos, sumariamente perfilados.

Primero, el de la secta, la GRAN SECTA erigida y alimentada canónica y doctrinalmente por Juan XXIII, Paulo VI y Juan Pablo II, y la casi totalidad de los obispos.

En segundo lugar, la Secta de Ecône, fundada por Lefebvre, y según acuerdo con Paulo VI; reclama para si el sostén y ejercicio de la Tradición. Es esta secta un verdadero cefalópodo. Pese a sus divisiones, rupturas y disidencias internas congrega sin duda a buena parte de católicos, mitigados o no, desilusionados por la manipulación de Roma-Vaticano II.

En fin, la línea de obispos y fíeles, cuya cabeza canónica y espiritual es el Arzobispo vietnamita Mons.Thuc, discutido, ignorado, vilipendiado, y tal vez, asesinado.

Entre los fieles, a su vez, se ha producido una compleja y difícil dispersión, ya preanunciada por Mat.26.31 y Marc. 14.27: percutiam pastorem et dispergentur oves. Este texto, y otros concurrentes, no anuncia sólo la pasión y muerte del Señor, sino también el Gethsemaní de la Iglesia. En él estamos sin pastor. ¿Cómo se interpretan entonces las palabras "percutiam" y "dispergentur"?

Un solo camino queda para la Fe. Ser proclamada, a fin de enfrentar, sea cual sea su manifestación, la Apostasía, explícita o larvada.

En trance de meditar este "misterio iniquitatis" que es la Apostasía, prefiero repartir los campos semánticos que conforman su desarrollo, en estos últimos treinta y cinco años, sin desconocer los antecedentes que remontan muy atrás. Sin embargo, en estos treinta años, la Apostasía se ha hecho explícita en la autoridad, puesta al servicio de una conjura contra la FE, para extinguir a los FIELES. Pues esta es la primera tesis que es preciso reafirmar: la APOSTASIA no es un estado pasivo, inerme, por corrupción o extinción de la Fe. Es una militancia operativa, totalitaria, que procura la aniquilación de la FE y de los FIELES, sin tener en cuenta para nada la - MISERICORDIA que deriva precisamente de la FE. Hemos pasado de la APOSTASIA bonachona y humanitaria (Juan XXIII) a la Apostasía militante, totalitaria; y contra ésta sólo hay una respuesta, cuyo modelo refulge en el protomártir Esteban.

La segunda tesis perfila la naturaleza misma de la Apostasía. No es un reino guerrero, conducido por capitanes soberbios, a la conquista y la muerte de los cristianos por el orbe. Es manipulación, dulzura, humanismo y emoción caritativa para coaligar, emulsionar, descerebrar y cumplir la transformación total del HOMBRE DE FE.

La tercera tesis comprueba la conducción estratégica de - la Apostasía en la Roma arriana de Juan Pablo II, cuyo reino se acerca a su fin (escribo esto el 31 de julio de 1992) para ceder esa conducción estratégica a un tirano "apostólico" de rostro nuevo. El combate por tanto se acrecentará y los FIELES vivirán en soledad.

La estrategia a que aludo consiste, en el más puro estilo leninista, en marchas y contramarchas, para avanzar siempre en la destrucción de los fieles. Por esto hablaremos en un párrafo aparte sobre la "Apostasía con rostro de Tradición".

Las tres tesis, que insumen vastas proyecciones, son pues: 1) La Apostasía es una militancia activa, jerárquica; 2) la Apostasía no es un reino bélico, es manipulación en la dulzura y la obediencia; 3) la tercera tesis, en fin, comprueba una conducción estratégica mundialista, esgrimida por Roma a­rriana, centro del "poder mundial".

Examinaré brevemente los campos que podríamos deslindar para el perfil de la Apostasía Ecuménica, totalmente contrapuesta por ende a la Eudokía del Canto angélico del Gloria. Esta, la Gloria, es Luz, fulguración, esplendencia. La Apostasía es el dominio de la σкогία contra la luz (Cf. el Prólogo joánico).

Distinguiría pues Apostasía Litúrgica, Apostasía Canónica, Apostasía Teológica, Apostasía Temporal, cultural-política. Y, en fin, Apostasía con rostro de Tradición. Veamos pues cada deslinde semántico, sin perjuicio de mantener una discreta reasunción de otros pormenores. Mi texto pretende ser un documento de reflexión sistemática, pero no una clausura reduccionista del tema mismo que ofrece otras laderas.




1.- APOSTASIA LITURGICA

Consiste sustancialmente en la destrucción del culto y rito romanos, sustituidos por confusas adulteraciones. Pero aquí nos interesan las vastas consecuencias que implica el derrumbe de la plegaria, la mystica de la interioridad como continuidad y perduración del Logos en la historia. Pues en los efectos de esta "apostasía" crecen espacios masivos de poder, no en cuanto a territorios, países (geografía, diríamos), sino en cuanto a humanitas concreta (América, Europa, etc.). Pues esos "espacios de poder" en la geopolítica mundialista instauran una nueva sacralidad, desligada de todo mito, de todo rito, de todo sacerdocio. Es la "sacralidad fáctica" del paraíso, despojado de todo símbolo y de toda anábasis unificadora y plenificante, para reposar en el puro conocimiento carnal de los "gigantes". Considero pues la "apostasía litúrgica", como el signo primordial del mundialismo planetario tiránico.

2.- APOSTASIA CANONICA

A las res eximiae destruidas en el primer paso, sigue la destrucción de la letra y/o texto sacro, que es para la Antigüedad cristiana un grado en la encarnación del Logos. Se interrumpe pues en todos los niveles posibles de la "letra" su referencia a las res divinas, y perime también lo que conside ramos res publica, como dominio del logos instaurador, viviente y multiplicante. Pero unos son los efectos en la Ecclesia, y otros en la Civitas. El poder para generar nuevos espacios geopolíticos, colmados de masas enajenadas, deviene pues también de la Apostasía canónica, que se hace explícita en el "Nuevo Evangelio", la nueva cristiandad vaciada de semántica divino humana.

3.- APOSTASIA TEOLOGICA

Esta tiene una historia sinuosa, por supuesto. Pero debemos referirnos particularmente a la línea descripta por el Cardenal Siri (†) en su libro misteriosamente silenciado y escamoteado por los heresiarcas arrianos del Vaticano II y su jerarquía írrita y depuesta según la Bula de Paulo IV. (Cf. GETSEMANI - Reflexiones sobre el Movimiento Teológico Contemporáneo - Ed. Hermandad de la Santísima Virgen María, Centro de Estudios de Teología Espiritual, Colección "Pensamiento Católico", Toledo-Avila, 1981). De Maritain a H.de Lubac, que acaba de morir, se resume esta Apostasía en la desposesión de la Gracia y la Santidad al otrora pueblo cristiano. Rahner, Lubac, Theilard, entre nosotros Quiles y otros falsos doctores, han consumado la destrucción del edificio teológico, como signo de la demolición de la "Ciudad Celestial", o sea, el edificio de la Iglesia, como lo anticipó Ana Catalina de Emmerich, en sus Visíones, y antes Santa Híldegarde. Pero la confluencia de esta Apostasía con los poderes aquerónticos mundialistas activa y representa "la destrucción de la humanidad". Por esto pues, "Apostasía" y "Poder" es un dato fundamental para entender la quaestio que proponemos en esta breve nota sobre Geopolítica.

4.- APOSTASIA CULTURAL

Descendemos así a la vasta expansión de lo que llamo por - comodidad recapitulatoría "apostasía cultural", que a su modo perfiló A.Bloom en su libro The Closing of the American Mind. Sin embargo entiendo en este capítulo la apostasía lingüística de las fuentes hyperbóreas, y por ende, la apostasía semántica, cultural, estética y política, cuyo efecto es la "emulsión" totalitaria y planetaría, de cuyo nivel entenebrecido debe surgir "el dios de este eón" (theós tou aionou toutou) como función y ejercicio del poder planetario. Le llamaríamos "apostasía" del Nous, apostasía noética en busca del reino masivo de la función biológica dirimente. No más la claridad de la lumbre joánica, ni la regencia del Logos Hyperbóreo y Agapístico.

Restaría perfilar la Apostasía con rostro de "Tradición", la "tradición de siempre", el ensayo de la "tradición de siempre", en medio de la Gran Apostasía, que pide en realidad un San Atanasio, o un San Hilario de Poitiers. Por esto he llamado a Ecône "colateral" de la Roma apóstata (Cf. La Hostería Volante, n° 31, año 1981).

Esta "apostasía" que llamaría además la coerción del ritualismo, enfrentado a la subversión del culto, la inobediencia capital como forma de cubrir propósitos de secta la antiquísima corriente del Priorato de Síon, infiltrado colateralmente desde los viejos templarios, tal vez - el elitismo político como escudo de una subversión contra el Imperio, y el desprecio de la cultura de los Grandes Concilios Griegos y los Grandes Doctores, todo esto preludia una profunda división de la Iglesia Romana en sus aspectos doctrinales, mysticos y culturales. La Tradición subyace extinguida ab ínitío bajo el lábaro de la Misa de S.Pío V y las grandes declamaciones de piedad. Autores de este desvío peligroso para el combate de la Fe son Paulo VI y Marcel Lefevbre, de origen canónico en el hebreo-masonismo, opuesto a la obra de Pío X y Pío XII.

¿Qué camino queda para la Iglesia sino Gethsemaní y el desierto anacorético?

Sectores diversos en lo que llamaría el frente del sedevacantismo, embarcado en el programa de eligendus est papa (o sea, de algún modo en el montaje del concilio imperfecto), me ubican en la falange de los pesimistas (Cf. entre otros la revista Kyrie Eleison). Pero no es así. Y conviene aclararlo de nuevo. No hay pesimismo ninguno en el "combate de la Fe", según el sentido explicado en mi interpretación de San Atanasio. La Fe puede producir el milagro de desplazar la montaña de mentiras, entre otras las que cubren como tinieblas la función sacra del pontificado romano. Confundir el vicario con la cabeza viviente de un viviente es la obra magistral de la Apostasía Clerical, la única que en definitiva interesa como conducción luciferina contra la Fe.

Mis puntos de vista son muy claros, aunque desde luego en la situación hodierna no pretenden ser exhaustivos. Acepto toda crítica sobre mi modesta obra teológica, asumida desde el fin de Pío XII. Pero el calificativo "pesimista" suprime la virtud de la esperanza que acompaña a la Fe. Pero Fe es, según he explicado durante casi cincuenta años, proferición de la Fe, es semántica de la Fe. Y si no, es NADA. La Apostasía es asimismo una profericíón luciferina - loqui sicut draco - y por ende semántica que pretende entenebrecer la Fe.

5.- LOS ESPACIOS DE PODER

Según estas escalas reales repártense por obra de las logias esotéricas, depositarias de este nuevo poder antroposófico, los espacios de la tierra, las razas, las lenguas, y, diría, del cosmos, redimensionado por la Nueva Ciencia del Big Ban , nuevo evangelio evolucionísta y ateo. Es la religión del ateísmo que surge de los jesuitas apóstatas ya mencionados. Es das glauben der Gottloser, la "fe de los sin dios", la "fe leninista" triunfante en el mundo.

Los "espacios de poder" se dirimirán probablemente, tal como lo entendía W. Solowiev entre "raza amarilla", "raza negra" y "raza blanca"., según puede advertirse en el panorama de Estados Unidos. Y es en estas instancias tan dramáticas, las que replantean la historia de nuestra América y su enfrentamiento con tales espacios de poder, masivo, masacrador, manipulante y contrahumano.

Nuestra lucha teológica, iniciada en el Instituto de Cultura Clásica "Cardenal Cisneros" (La Plata), hace treinta años, con el Instituto "San Atanasio" (de Córdoba) hoy disuelto por exigencias tácticas del combate inmisericorde, nuestra lucha teológica pues inviste una concepción geopolítica, enfrentada a Roma, cabeza de la Apostasía cristiana.

Las guerras periféricas que se suceden sin pausa y sin renuencia a la masacre de inocentes, tienen también la respuesta de la Intifada, en la que los adolescentes y jóvenes palestinos luchan con hondas contra el poderoso y tecnificado ejército de Israel. Hondas, modelos para nuestra Segunda Guerra de la Independencia que es una guerra cultural, política y teológica, en la que esgrimimos el sentido absoluto del Evangelio Agapístico, la Cultura del Signo Teándrico, y la Política del Empirismo Constructivo y Pacificador contra los nómades depredadores y usureros, que debemos expulsar de nuestra tierra sagrada. Pero también esta confrontación resulta un combate doctrinal contra el rabinato clerical de Occidente, contra el Talmud romano, que pretende subvertir la raíz óntica y mystérica de la Ecclesia, y por ende cegar las "fuentes de la cultura". Así de simple y omnícomprensiva resúmese la compleja semántica de una obra fundada en San Atanasio, el Magno Doctor cuya inspiración imploramos.


(La Hostería Volante Nº 38 – abril 1993)




domingo, 26 de octubre de 2008

Previsión Social: Perón en su verdadero contexto. No a los videos editados.








Discurso pronunciado en la ceremonia de clausura de la “Semana Nacional de Seguridad Social”, realizada en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, el 30 de noviembre de 1973




"Señores: Es para mí un verdadero placer poder intervenir en esta forma, aunque sea indirecta, en un acto que presupone retomar pasos ya dados hace muchos años.


Dice Plutarco que un día pasaba un circo cerca de donde estaba Licurgo y le invitaron a ver la función. Preguntó entonces Licurgo qué tenía de notable ese circo, y le respondieron: “Hay un hombre que imita maravillosamente al ruiseñor”. “Sí yo he oído al ruiseñor”, expresó Licurgo, como única contestación.


Al tratarse de esto, señores, yo creo que puedo hacer también oír al ruiseñor, porque hace treinta años –ya cumplido el pasado 27 – fui designado secretario de Trabajo y Previsión. Esto sucedía por primera vez, en un país donde había un Ministerio de Agricultura para cuidar a los animales y a los vegetales y no había uno de Salud Pública para cuidar a los hombres. Eso hacía cierto aquello de que teníamos toros gordos y peones flacos. Vale decir que en 1943, cuando comenzamos a trabajar en todos los aspectos de la previsión social, el país carecía totalmente de ella.

Hace treinta años, por primera vez en la República, se habló de previsión social. Ya entonces había muchos que eran partidarios del seguro; pero el seguro, precisamente, es la consecuencia de imprevisión social. La previsión social hace inútil el seguro, ya que ella es un seguro colectivo, que el país tiene la necesidad y la obligación de dar a la comunidad para satisfacer los riesgos que ningún seguro va a cubrir en forma completa.

Recuerdo que en aquella época los obreros, especialmente en la campaña, atravesaban una situación verdaderamente dolorosa. El salario mensual era, término medio, de treinta pesos por mes, y había una gran cantidad de peones del campo argentino que ganaban diez pesos por mes.

O sea, peor que en la época de la esclavitud, porque por lo menos en esos tiempos el amo tenía la obligación de mantener y cuidar al esclavo cuando envejecía. En cambio a los peones de campo, cuando se ponían viejos, los largaban como caballos, para que se murieran en el campo.


No exagero nada si digo que era tal la incuria en este aspecto que no había sino dos o tres cajas que se sostenían mediante el esfuerzo de sus propios componentes, en la Policía y algunos sectores estatales. Los demás quedaban librados a la suerte o a la desgracia de su propio futuro.

Nosotros comenzamos a estudiar estos problemas cuando todos nuestros viejos estaban abandonados. Fuimos, poco a poco, organizando las distintas cajas, que se fueron escalonando desde las de los industriales y las de los comerciantes que también necesitan cajas, porque no todos ellos se hacen ricos; algunos se funden, y quedan más pobres que nadie.

Se trataba de que existiera una cobertura de los riesgos; de la vejez, de la invalidez y de las enfermedades, tanto para unos como para otros. Es decir, que en la comunidad nadie quedara abandonado a su propia suerte y que un sentido de solidaridad social permitiera que todos los hombres que trabajaban para la grandeza del país pudieran, en un momento de infortunio, tener cubiertos los riesgos para poder seguir viviendo dentro de un margen de felicidad y tranquilidad que es consustancial a la vida humana.


La tarea no fue fácil. Se trabajó durante diez años duramente para organizar todo esto. No quisimos hacer un sistema provisional estatal, porque yo conocía –lo he visto ya en muchas partes- que estos servicios no suelen ser eficaces ni seguros. Preferimos instituirlos administrados y manejados por las propias fuerzas que habrían de utilizarlos, dejando al Estado libre de una obligación que siempre cumple mal. Esta es la experiencia que tengo en este sentido, porque estos sistemas los he visto en varias partes. De manera que organizamos cajas que se manejaban, se dirigían, se financiaban y se mantenían por sí mismas. Llegamos a crear el Instituto de Reaseguros para esas cajas, para que mediante un fondo común se auxiliaran mutuamente. Jamás tuvimos el mínimo inconveniente, y las cajas se capitalizaron de una manera extraordinaria. Y ningún jubilado tuvo jamás que quejarse porque le liquidaran mal, tarde o nunca, como suele suceder.


Algunos riesgos que no se cubrían con la previsión social se cubrieron con los requisitos exigidos. Pero había que pensar que, cumpliéndose los requisitos o no, los pobres tenían necesidades que cubrir.


Fue así posible llegar a un sistema previsional perfecto, que nada escapó.

Desaparecieron los niños y los viejos que pedían limosnas; las sociedades se fortalecieron y la asistencia social se montó sobre una cantidad de policlínicos, fueran sindicales, de la Fundación o del Estado, que proporcionaron la asistencia social indispensable a todos esos sectores.

Creo no exagerar si digo que, como sistema provisional, ha sido lo más perfecto que yo he conocido en mi vida. No sé si existiría en alguna otra parte del mundo, pero lo cierto es que aquí era el mejor que he visto; y lo mejor que he visto porque para mí el sistema provisional más perfecto es aquél que cubre todos los riesgos. El que deja sectores sin cubrir no es un régimen provisional; donde haya una necesidad, tiene que haber un auxilio. Ese es un deber ineludible de la comunidad.


Bien, señores. ¿Qué pasó después? En 1956 el Estado, acuciado quizá por las necesidades, echó mano de los capitales acumulados por las cajas. Es decir, se apropió de ellos. Para mí, eso es simplemente un robo, porque el dinero no era del Estado sino de la gente que había formado esas sociedades y organizaciones. Claro que las descapitalizaron. He visto un decreto secreto en virtud del cual se les sacaron sesenta y cinco mil millones de pesos para auxiliar a quienes no tenían nada que ver con las cajas de jubilaciones y pensiones que habíamos creado. Es decir, se las asaltó, porque fue un asalto. Y naturalmente que, después de ese asalto, los pobres jubilados comenzaron a sufrir las consecuencias de una inflación que no podía paliar ningún salario ni ninguna jubilación.


Cuando nosotros dejamos el gobierno en el año 1955, el dólar en el mercado libre estaba a catorce con cincuenta, y ahora estos pobres tenían que cobrar a razón de un dólar a mil cuatrocientos pesos. Entonces era lógico que, cualquiera hubiera sido el arreglo que se hiciera, esto no tenía arreglo.


¿Qué pasaba? Habían desfalcado las cajas; las habían asaltado. Y las cajas, que como todas las organizaciones económicas y financieras tienen su límite – el límite está indicado por su capital- una vez que le sacaron el capital, era inútil que se pretendiera buscarle soluciones de otra manera, y el Estado tuvo que hacerse cargo de todas las prestaciones.

Indudablemente, el Estado fue también impotente para atender la enorme cantidad de prestaciones. Las sirvió mal, tarde y, en fin, con déficit en perjuicio de los pobres jubilados.


Bien Señores: no vamos a resolver nada con lamentos y pensar que esos pobres jubilados han sufrido las consecuencias de semejante marranadas.

No los vamos a resarcir, porque muchos de ellos se han muerto y otros han sufrido las consecuencias en su salud y en otros aspectos. Lo único que podemos hacer es tratar de remediar de la mejor manera posible estas deficiencias naturales de una falta de administración.


Afortunadamente, el Ministerio de Bienestar Social, que tomó a su cargo todas estas obligaciones, ha comenzado ya la tarea hace 180 días, que no es mucho tiempo. Todos los grandes problemas que se habían presentado han sido ya resueltos en lo fundamental, y podremos pensar que nuestros jubilados comenzarán a percibir lo que por derecho les corresponde, y que les había sido negado por la impotencia de un Estado impotente no solamente por falta de medios, sino más que nada por falta de una administración apropiada. La prueba está en que todos esos males ya han sido en gran parte remediado y se están dando ahora los últimos pasos para resolver definitivamente esos problemas.


Al firmar hoy este decreto hemos dado fin a un programa de seguridad social que es un complemento necesario de los convenios firmados anteriormente sobre precios y salarios y luego sobre economía.

Lógicamente, faltaba el aspecto social que le agregamos ahora a esos factores determinante de la vida nacional.


A mí me llena de satisfacción el haber firmado en este acto el decreto por el cual se aprueba el programa de Seguridad Social, justamente con las fuerzas del trabajo y del sector empresarial. De esta manera todos nos comprometemos a mancomunar esfuerzos en pro del engrandecimiento del país, promoviendo y desarrollando integralmente la seguridad social, a fin de que la llegue por igual a todos los habitantes, sea cual fuere el lugar donde se encuentren. De esta manera, cerramos con profunda satisfacción la Semana de la Seguridad Social, que ha establecido el Ministerio de Bienestar Social, el que ha realizado una obra enjundiosa.

Muchos miles de jubilados, pensionados, inválidos y niños, han visto convertirse en realidad una esperanza que empalidecía con el tiempo.
Pero aún subsisten problemas e injusticias que deberemos reparar.

Tenemos 711.000 hombres y mujeres que están percibiendo 61.500 pesos y hay otros 101.800 jubilados que no pudieron percibir ni un solo peso de aumento, porque cobraban más de 100.000 pesos. Es decir, que esta clase pasiva volvió a tener que sacrificarse y esperar una nueva oportunidad para ampliar sus recursos, ya bastantes escasos e insuficientes para vivir dignamente.


En ciento ochenta días, como dije, el gobierno, trabajando fuerte y con honradez, ha logrado normalizar, las recaudaciones jubilatorias.


Este es un mérito que yo reconozco y aplaudo en el Ministerio de Bienestar Social. Ha obtenido recursos genuinos que permiten encarar el futuro de los jubilados y pensionados con una mayor esperanza y seguridad.


Cuando recibimos el gobierno el 25 de mayo de 1973, la Secretaría de Seguridad Social tenía una disponibilidad de dieciocho mil millones de pesos moneda nacional: pero, junto a ello, también recibió una deuda con el Instituto de Jubilados y Pensionados y con el Fondo Nacional de la Vivienda que llegaba a los cincuenta y seis mil millones de pesos. Además, se debía a los jubilados una retroactividad de sesenta mil millones de pesos.


Al cumplirse los ciento ochenta días de nuestro gobierno, tengo el placer de anunciar que no solamente se ha otorgado mejoras del 28 y el 33 por ciento inspiradas por el pacto social, sino que se han pagado todas las deudas mencionadas.


Se han cumplimentado los pagos de las retroactividades atrasadas, que se están liquidando en este último bimestre. También se han firmado convenios con modernos policlínicos para la atención médica de jubilado y pensionados.


Se han establecido convenios de corresponsabilidad con la C.G.T., para que los mismos obreros controlen oficialmente si los aportes se pagan en término o no. Se están agregando días al calendario de pagos, para que cada jubilado llegue a percibir su pago al mes vencido, y no a dos o más meses atrasados. Se ha agilizado la forma de cobros, para evitar esas largas y angustiosas colas frente a un banco determinado. Ahora pueden hacerlo en el que más le convenga y cerca de su domicilio.


Se está trabajando arduamente para facilitar el Turismo Social de jubilados y pensionados, de manera que puedan gozar de un descanso reparador y merecido para quienes trabajaron mucho a lo largo de toda su existencia.
Se han mejorado las pensiones para los internados en asilos y dependencias de rehabilitación o atención médica, colocándolos en situación muy mejorada con respecto al pasado.


El gobierno no desea que la Semana de Seguridad Social termine sin un verdadero broche de oro que lleve la alegría a todos los hogares –un millón y medio- de jubilados y pensionados del Sistema Nacional de Previsión Social. A partir del primero de enero de 1974 tendrán un aumento del 30 por ciento sobre los haberes que cobran al 31 de diciembre de 1973.


Para que el público en general tenga una idea de la real situación de los jubilados, les diremos que cuando recibimos el gobierno la jubilación mínima era de 46.200 pesos, y a partir del primero de enero de 1974 será de 80 mil pesos, lo que equivale a decir el 80 por ciento del salario vital, mínimo y móvil.


Señores: es para mí un deber agradecer y felicitar en nombre del gobierno, a los funcionarios que han hecho posible la realización de todas las conquistas, dirigidas hacia un sector que todos tenemos la obligación de cuidar. Los viejos y los niños, como ocurre en toda familia, son los que merecen nuestro cuidado. La familia vive y se mantiene cuando tanto unos como otros están debidamente protegidos.


La función de la previsión social, con su asistencia social y todos los demás menesteres, es parte de esa solidaridad que no sólo tenemos la obligación moral de mantener, sino también destacar que en nuestro país ya es una conquista que no puede ceder a la acción destructora del tiempo ni desvanecerse bajo las sombras del olvido.


En 1949 sancionamos una Constitución Justicialista, donde se dio status constitucional a los deberes y a los derechos de la ciudadanía. Entre esos derechos estaba el del trabajo, el de la familia, el de la ancianidad y el de la niñez. Han pasado muchos años; en 1956 esa Constitución, que estableció inalienablemente esos derechos, fue derogada por un bando. Yo no sé cómo puede hablarse de Derecho Constitucional en un país donde, por un bando, puede dejarse sin derecho una Constitución.


Tenemos que volver a dar status constitucional a esos derechos, porque ningún sistema constitucional podrá afirmarse en derechos que estén garantidos por una Constitución, que ha de ser inamovible para evolucionar sólo a lo largo de los tiempos y no al antojo de algunos trasnochados que encuentran mal todo lo que ellas no han sido capaces de realizar.


Señores: aprovecho también la oportunidad para agradecer, en nombre del gobierno, a toda la organización que, a través de la C.G.E. y de la C.G.T., han hecho posible que nuestra economía y nuestras finanzas puedan ponerse en pie y avanzar con la seguridad que dan los procedimientos honestos y capaces. Por eso al felicitar al Ministerio de Bienestar Social, quiero hacerlo extensivo al Ministerio de Economía, expresando mi reconocimiento a cada uno de los señores funcionarios por todo lo que se está haciendo en la República, dado que todo lo que se hace es producto de su preocupación, de su capacidad y de su entusiasmo."


sábado, 25 de octubre de 2008

Camperas




EL ELEFANTE
Y LAS PULGAS


Por descuidarse y no bañarse, un elefante andaba lleno de pulgas. Aunque se bañara diez veces, era inútil. Como lo tenían loco, lo hacían ir para donde querían. Envalentonadas, ellas ya se creían elefantes. Tanto embromaron, que lo hicieron caer en un pantano, que si no pereció fue por un milagro, que sólo de contarlo tiemblo.

Estuvo los días y las noches luchando, solamente con la trompa y los ojitos afuera. Salió maltrecho, flaco, desmirriado, pelado y lleno de barro. Pero eliminó para siempre la dominación de las pulgas.

Ahora ya estás en el pantano,
oh patria pulguienta mía.


R. P. Leonardo Castellani, E.U.

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