sábado, 30 de junio de 2012

OTRO CRIMEN POLÍTICO IMPUNE...



30 de junio de 1969

OPERACIÓN ‘JUDAS’:

ASESINATO DEL DIRIGENTE OBRERO PERONISTA AUGUSTO TIMOTEO VANDOR, 
SECRETARIO GENERAL DE LA UNIÓN OBRERA METALÚRGICA



Augusto Timoteo Vandor, El Lobo, ex suboficial de la Armada Argentina, nacido en 1923 en Bovril, un pueblo entrerriano donde se aquerenció don Roberto Vandor -y su esposa Alberta-, un labriego francés de ascendencia holandesa. Gran parte de los seis años que pasó como suboficial en la Marina de Guerra transcurrió a bordo del duro celibato en un rastreador (el Comodoro Py). El general Perón llevaba ya un año de mandato cuando El Lobo pidió la baja como cabo primero maquinista (1947).




Tres años después aparece en el plantel obrero de la fábrica Phillips, del porteño barrio de Saavedra y a la vera de la avenida General Paz. Fue allí donde conoció a Elida María Curone, su esposa desde 1963. Para entonces ya era un líder al nuevo estilo, negociador y poderoso. Ya en 1954 había comandado una huelga por mejoras salariales y logrado superar las primeras rencillas internas que resuelve en su favor. Ya estaba en la Unión Obrera Metalúrgica de la República Argentina. La legendaria UOM.


Augusto Vandor, Andres Framini, Solano Lima
A la caída del peronismo, en las jornadas de septiembre de 1955, la Revolución Libertadora decide su encarcelamiento por seis meses y lo despiden de la Philips. Pero cargado ya con los primeros sinsabores, y de un instinto que le envidiaron quienes le disputaron su poca discutida conducción, creció en un par de años: el poder sindical de Vandor se afianzó desde 1958 (se asegura que conoció entonces a Perón en su exilio de Ciudad Trujillo). Pero, cuando le pareció necesario, desobedeció a su líder en el exilio de Puerta de Hierro, especialmente para el caso de alguna elección de la que esperaba beneficiarse. Aprendió a negociar con empresarios y militares y armó estrategias cambiantes y casi siempre destinadas a conseguir poder o para conservarlo y volcarlo al Movimiento Obrero y a su gremio.

Todo ello hizo de este dirigente sindical de la entonces poderosa Unión Obrera Metalúrgica (UOM) un objeto del deseo. De unos de acercarse y de otros de eliminarlo por suponerlo una obstrucción al regreso del general Perón a su Patria. En esos años la ortodoxia peronista recalaba en gremios como el SMATA (donde operaban grupos juveniles de la resistencia para los cuales la ultima ratio era la eliminación física del Lobo y se contaban anécdotas de mercenarios que cuando estaban por jalar el gatillo aparecía el enviado del dirigente metalúrgico que lo compraba con unos pesos o un puestito de colaborador en alguna seccional). La contrafigura era José Alonso del Vestido (también asesinado por la misma banda armada) que llegó a conformar las 62 Organizaciones de Pie junto a Perón y simbolizaba en extremo la lealtad. Evidentemente muchas de estas opciones de la interna gremial peronista eran relativas y el tiempo les dio la razón. Nadie era tan traidor ni tampoco nadie era tan leal. Era una época muy difícil y dura, en donde todo el peso de la Resistencia Peronista lo llevaba el Movimiento Obrero. Los políticos del peronismo (que habían usufructuado del régimen más que nadie, estaban borrados, dedicados a limpiarse de haber sido partícipes de esa etapa de la vida nacional).



Perón desde su exilio implementaba distintas estrategias para una guerra prolongada y era sostenido económicamente por muchas organizaciones obreras de nuestro país.



El entrismo una nueva forma de infiltración


En el peronismo persistían distintos sectores y algunos tenían muy poco destino. Uno de ellos era el de los izquierdistas que contaban con los que, desde estructuras políticas tradicionales del marxismo querían poner en práctica el llamado entrismo. O sea la infiltración en el peronismo para ser ellos la vanguardia esclarecida que los conduzca a la revolución. Obviamente eran una minoría descalificada. No podían hacer pie en una fábrica, no poseían componentes obreros. Eran todos seudo intelectuales trasnochados. De vez en cuando recibían aliento de ex conservadores y oligarcas como John Willian Cooke, luego devenido en miliciano de la guerrilla marxista leninista de Fidel Castro. Naturalmente estos personajes no tenían consenso en el pueblo peronista.

El movimiento obrero es dinámico y las permanentes pujas de poder lo llevaron a favorecer distintas líneas. Así fue como apareció de la mano de las nuevas tendencias que hacían pie en la Iglesia Católica, grupos cristiano-marxista que imaginaban el libreto político a gremialistas como Raymundo Ongaro o Ricardo De Luca. Sus nombres: Rogelio Pajarito García Lupo (ex candidato frustrado a diputado en el 46 por la Unión Cívica Nacionalista), Rodolfo Walsh con un breve paso por la Alianza Libertadora Nacionalista y hermano de uno de los pilotos navales que participo en la planificación del bombardeó a la plaza de Mayo el 16 de junio de 1955 con un saldo de más de 364 muertos y 700 heridos). Uno de los objetivos era tratar de destruir al Lobo Vandor y su obra gremial de cualquier manera. En un diario llamado de la CGT de los Argentinos se empezó a narrar una historia en capítulos que posteriormente se conocería como ¿Quién mató a Rosendo? Haciendo referencia y acusando a Vandor de haber asesinado al secretario general de la UOM Avellaneda, Rosendo García en la confitería La Real en 1966, pese a que la Justicia había sobreseído en forma definitiva al gremialista.

Paradojas de la vida: en ese librito el futuro Jefe de la “inteligencia montonera” acusaba a Armando Cabo (padre de Dardo) de haber sido partícipe de la muerte de Rosendo García y gatillero en esa ocasión. Luego Cabo sería uno de los ejecutores del ‘Lobo’.

El vandorismo


Vandor había transitado por difíciles caminos pero jamás había traicionado a la base obrera de su gremio que era peronista y pese a que en su momento intentó hacer el peronismo sin Perón, terminó por entender que no tenía futuro lejos del líder. Y como buen entendedor fue y arregló con Perón e inmediatamente lo mataron… ¿qué significativo no? Cuando supuestamente traicionaba a Perón nadie conseguía llegar a él y matarlo y cuando volvía al redil y se ponía al servicio del Líder era cruelmente masacrado por un grupo en donde lo que menos predominaba era el peronismo militante, sino resentidos y antiperonistas, como el mencionado Walsh.



Los asesinos


El grupo que asesinó el 30 de junio de 1969 en la sede de su gremio a Augusto Timoteo Vandor se empezó a conformar un año antes. Su primer miembro fue el periodista y escritor (devenido luego en espía y terrorista) Rodolfo Walsh. Luego vino Raimundo Villaflor, Carlos Caride, Horacio Mendizábal. Una última incorporación fue el fundador del Movimiento Nueva Argentina (desprendimiento del Movimiento Nacionalista Tacuara), Dardo Cabo (a la sazón hijo de un gremialista vandorista: Armando Cabo). Para la operación se contó como grupo de apoyo a Eduardo De Gregorio, Roberto Cirilo Perdía y Norberto Habegger que operaban con el nombre de Los Descamisados.



La Operación Judas


Las primeras reuniones se llevaron a cabo en la sede de la CGT de los Argentinos en Paseo Colón 731. El planificador fue Rodolfo Walsh, (NG Profesor Neurus o Esteban) el fierrrerio (o sea las armas) lo obtuvo Caride y Mendizábal y los planos de la sede de la UOM, en La Rioja 1945, los hizo Dardo Cabo, quien había sido culata (guardaespaldas) del mismísimo Lobo Vandor (y en 1965 jefe de la custodia de Isabel Martínez de Perón que llegó al país para confrontar con el ‘Lobo’). Cabo confesaría años después que la planificación hasta en sus mínimos detalles las hizo Walsh, que tenía desde su antiperonismo un odio visceral hacia el Lobo. Cabo estuvo en la parte de acción directa.

El nombre operativo que adoptaron para la orga que operaría fue Ejercito Nacional Revolucionario. A posteriori asesinaron al dirigente del vestido José Alonso y consecutivamente junto con Los Descamisados se fusionaron en 1972 con la OPM Montoneros, pese a conocer el origen espurio de la banda nacida al amparo de la inteligencia militar del gobierno del general Juan Carlos Onganía, que había llevado a cabo el secuestro de Aramburu para culpar al peronismo y detener un inminente golpe del sector liberal. Los miembros de la banda mencionada no sobrevivieron los años duros que ya se vislumbraban, salvo Roberto Cirilo Perdía y Horacio Verbitsky (que hacia sus primeras armas como oficial de inteligencia a las órdenes de Walsh). Siempre es bueno recordar que este oscuro escritor hoy elevado a la categoría de anacoreta y penitente padre del periodismo independiente por la mersa culturosa, fue el que hizo la inteligencia para matar primero a Vandor luego a José Alonso y después a José Ignacio Rucci de los conocidos y muchos más sin tanto renombre.

Este es el relato de los asesinos en la revista El Descamisado n° 41, 26 de febrero de 1974, dirigida por Dardo Cabo (quién se inició en el periodismo en la revista Extra de Bernardo Neustadt, junto a Miguel Bonasso, otro integrante de la banda armada marxista). La nota se titulaba: Quienes y cómo mataron a Vandor en donde se elabora una versión periodística del hecho. Tratando de demostrar que dicho asesinato salió del Movimiento Peronista. Igual actitud habían tomado con el secuestro de Aramburu, asesinado por el onganiato y sus servicios y asumido por el grupito de imberbes que conformaron la banda montoneros:


"La tanga funcionó


Para poder entrar habíamos armado un expediente judicial con los datos del juez y juzgado que entendían en la causa Salazar-Blajakis. Conseguimos los sellos, nombre, todo como el autentico. (Obviamente esto lo había conseguido el empleado judicial Horacio Mendizábal).


Cuando el portero abrió la puerta, uno de nosotros se hizo pasar por oficial de justicia, le mostró el expediente y preguntó por Vandor. esperen un momentito, dijo el portero. Le dije que no, que tenía que recibir el expediente y se le mostró una credencial de Tribunales. Como dudó, otro de nosotros sacó una credencial de la Policía Federal y dijo que era de Coordinación. Entonces abrió la puerta y preguntó por los otros tres. El de coordina respondió que venían todos juntos.


Entramos. Los ocasionales testigos estaban desarmados, nos tenían a los cinco adentro y nosotros les estábamos dando órdenes a ellos. La cosa se les había dado vuelta.
Las metralletas las llevábamos debajo del brazo teníamos pilotos- y una en un maletín. Eran las 11.40 u 11.38.


El portero nos dice que tenemos que esperar a Vandor abajo. Pero nos imaginamos que iba a avisarle que estaba la cana y por eso lo empujamos hacia arriba mientras le contestamos que nos tiene que recibir. Se le pone la 45 en la cabeza y le decimos Vamos juntos. En ese momento se hace todo el despliegue.


Se reduce a las cuatros o cinco personas que estaban abajo. Eso lo hace uno. Otro se va hacia un pasillo que conducía al fondo, porque sabíamos que allí había gente y teníamos que controlar los teléfonos. Los otros tres suben arriba (sic), incluido el compañero que transportaba el maletín con los tres kilos de trotyl; cada uno llevaba un tipo fundamentalmente de escudo por si alguien tiraba de arriba. Hasta el momento nadie se enteraba de nada; había un pequeño revuelo abajo, pero como a esa hora siempre se trabajaba mucho no se percatan de lo que realmente sucede. A los reducidos de la planta baja se los pone panza abajo a un costado de la escalera y estaban en esa tarea cuando por una de las puertas apareció Victorio Calabró... No podía creer que le estaban poniendo un fierro en la cabeza, se quedó mudo, esa era su casa, ¿qué estaba pasando? Mudo, ni una palabra. La puerta de la calle estaba cerrada y la consigna era no abrir a nadie.


¿Dónde está Vandor?




Los tres de arriba le preguntaron al portero en qué lugar estaba Vandor. No sé, no sé…, decía todo el tiempo; no dijo nada fue el único tipo que se mantuvo en la suya.
Uno de los tres empezó a abrir cada puerta que encontraba; cada vez más oficinas y en todas gente que debía ser reducido. En la planta alta había dos especies de vestíbulos con bastante gente: unos treinta en total. A todos se los ponía contra la pared para que no nos junasen la cara, pero tuvimos mala leche, porque en casi todas las paredes de arriba había espejos y pudieron ver todo.


El primero seguía abriendo puertas buscándolo a Vandor y justo cuando se dirige a una que permanecía cerrada, se abre y aparece el Lobo, atraído quizás por las voces de mando que debe haber escuchado. Alcanzo a preguntar qué pasa y vio que lo apuntaba una pistola 45 a tres metros de distancia. Se avivó automáticamente de cómo venía la cosa porque levantó los brazos para cubrirse el pecho. Todo en una fracción de segundos. El compañero disparó y Vandor recibió dos impactos en pleno pecho. Al girar recibió otro debajo del brazo y cuando cae dos más en la espalda. Pero ya estaba muerto. Cayó adentro de la oficina de la que había salido y los pies asomaban por la puerta. Un tipo que andaba escondido adentro, a quien no habíamos visto, empezó a gritar mataron al Lobo, mataron al Lobo.


El compañero del maletín prendió la mecha de trotyl, ingresó a la oficina el cuerpo de Vandor estaba en la antesala- y puso la bomba debajo del escritorio de éste. No entre las piernas como después declaró el peronista Vitali que estaba allí. Eso no es cierto. La mecha del trotyl duraba cuatro minutos más o menos. A la gente que estaba reducida le dijimos que a partir de que nos fuéramos tenían tres minutos para desalojar el local porque iba a volar todo. Estaban todos muertos de miedo, el único que mantenía la lucidez era un viejito que tenía puesto un gabán de lana y respondía ante las instrucciones que dábamos.






Bajamos en orden. En la puerta había un grupo de personas que se presentaron como periodistas, pero desaparecieron apenas vieron armas. Jamás hicieron declaraciones, nunca supimos quienes eran. Nos fuimos hasta Rondeau y el auto seguía en marcha; habían pasado cuatro minutos".

Croquis de la planta baja y alta de la UOM


Hasta aquí parte del relato de los asesinos de este dirigente obrero peronista. No se conoce que ningún juez o fiscal de la época haya procesado o al menos llamado a declarar a estos tipos como el mencionado Rodolfo Walsh o Profesor Neurus al que hoy dan su nombre a cátedras, plazas, premios periodísticos, etc.

Como en el caso de José Alonso (asesinado por la misma banda armada) o de José Ignacio Rucci, siempre está presente el mismo siniestro personaje.

Cuando se cumple un nuevo aniversario de este cruel asesinato ni su gremio ni sector alguno del sindicalismo se acuerda del hecho. Es lamentable, pues algunos de los miserables que conservan el poder en la UOM, hoy se abrazan con los asesinos y deciden que “es mejor olvidar”.

Ante la mediocridad reinante en el campo del Movimiento Obrero Organizado queremos recordar a este dirigente que supo testimoniar su compromiso con los Trabajadores y la Patria con el sacrificio de su propia vida.

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CARTA DE PERÓN ALUDIENDO AL DIRIGENTE OBRERO AUGUSTO VANDOR
En una carta a Antonio Caparrós, fechada en Madrid, en julio de 1969, el General le decía, entre otras cosas, después de alabar al sindicalista  "... en los últimos tiempos, Vandor actuaba con una misión del Comando Superior, y que la había cumplido bien e inteligentemente. A ello iba unido el deseo o el deber que la conducción tiene de defender a sus dirigentes evitar su destrucción, aún cuando hayan cometido algunos errores. Lo que no ha podido evitar ha sido su asesinato que, si se atan bien los cabos de cuanto le acabo de referir, pueden inferirse las causas los autores intelectuales del hecho. Porque nada le pasó cuando actuaba por sí, dentro de sus propias aspiraciones y, cuando comenzó a actuar al servicio de la conducción del Movimiento Peronista con una misión de gran importancia, fue asesinado. Esto quiere decir además que sus asesinos no son peronistas aunque haya algunos que lo hayan odiado y sí quie­re decir que el asesinato se ha gestado y organizado entre nuestros enemigos"




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DECLARACIÓN DEL ENR CON MOTIVO DEL AJUSTICIAMIENTO DE AUGUSTO T. VANDOR

Al pueblo de la Patria:

I. - Siendo las 11.36 hs. del 30 de junio de 1969, el Comando "Héroe de la Resistencia Domingo Blajaquis" del Ejército Nacional Revolucionario que ocupó el local de la UOM, sito en la calle La Rioja 1945, cumpliendo el "Operativo Judas", procedió al ajusticiamiento del traidor Augusto Timoteo Vandor, complementando la acción con la voladura parcial del edificio para no afectar fincas vecinas. Este objetivo fue dispuesto en razón de los cargos comprobados que se detallan a continuación:
1. Por haberse confabulado con el integracionismo en la entrega de la huelga revolucionaria del Lisandro de la Torre, el 17 de enero de 1959.
2. Por haber aceptado las cláusulas de productividad impuestas por los monopolios metalúrgicos en el convenio colectivo firmado el 30 de octubre de 1959.
3. Por haber formado grupos de matones a su servicio, con apoyo policial en armamento y credenciales.
4. Por haberse constituido en el principal agente del integracionismo frigerista, dentro de las filas del proletariado nacional.
5. Por haber mantenido al movimiento obrero en la pasividad cuando el gorilismo desconoció el triunfo de la voluntad popular el 18 de marzo de 1962.
6. Por haber ofrecido colaboración activa al golpe militar de Campo de Mayo, encabezado por el cipayo general Onganía el 20 de setiembre de 1962.
7. Por su pasividad ante la tortura con la que asesinaron al compañero Felipe Vallese.
8. Por haber formado un aparato de escribas con la misión de enmascarar su traición detrás de frases nacionalistas.
9. Por haber orientado la constitución del llamado frente nacional y popular al servicio del integracionismo frigerista, en la fórmula cipaya Solano Lima-Silvestre Begnis el 7 de julio de 1963.
10. Por haber entregado el Plan de Lucha del 21 de mayo al 24 de junio de 1964.
11. Por sus vinculaciones con la sección gremial de la SIDE.
12. Por ser un elemento vinculado a la CIA, tal como lo denunciara oportunamente el General Perón.
13. Por haberse complotado con el gobierno gorila-radical en mantener pasivo al Movimiento Obrero cuando el General Perón inició el Operativo Retorno el 2 de diciembre de 1964.
14. Por su alianza con el neoperonismo a partir de las elecciones del 14 de marzo de 1965.
15. Por haber orientado la formación del congreso antiperonista de Avellaneda el 23 de octubre de 1965.
16. Por haberse complotado con el gobierno gorila-radical en el hostigamiento a la misión que Isabel Martínez cumpliera por orden del General Perón, contra la alianza vandorista-neoperonista, a partir del 10 de octubre de 1965.
17. Por su enfrentamiento con las "62 de Pie junto a Perón" a las que acusó de trotskystas el 29 de marzo de 1966.
18. Por su alianza con el integracionismo frigerista en las elecciones provinciales, enfrentado al peronismo, en los años 1965-66.
19. Por haber participado activamente en el asesinato de los compañeros Domingo Blajaquis y Juan Zalazar el 13 de mayo de 1966.
20. Por haber sido uno de los gestores del golpe antinacional que instauró la actual dictadura de los monopolios apátridas el 28 de junio de 1966.
21. Por haber impuesto la traición a la huelga portuaria de octubre-noviembre de 1966.
22. Por haber impuesto la capitulación en el Plan de Lucha de febrero-marzo de 1967.
23. Por haberse complotado con la dictadura militar de los monopolios para sabotear el surgimiento y la existencia de la CGT de los Argentinos, a partir del 28 de marzo de 1968.
24. Por haber convertido la UOM en un aparato de freno, corrupción y delación, afiliarla a la FITIM y apoyar a la IADSL.
25. Por haber traicionado la heroica huelga petrolera del 25 de setiembre al 18 de noviembre de 1968.
26. Por negociar despidos, por las coimas con retenciones sindicales, servicios sociales, cajas de previsión, compra y construcción de locales, por los negocios de quiniela y chatarra.
27. Por haber preparado la entrega del Movimiento Sindical al Régimen, gestión que desempeñaba activamente, traicionando el paro del 1ro de julio de 1969, hasta las 11.38 del 30 de junio de 1969, momento de su ajusticiamiento.
II. - El Ejército Nacional Revolucionario ratifica los términos de la comunicación cursada en fecha 5 de agosto de 1970 al juez de la causa, al abogado Isidoro Ventura Mayoral y a los diarios La Razón y Crónica. La comunicación de referencia se concretó al solo efecto de detener la tortura a que estaban siendo sometidos los Montoneros Guzzo Conte Grand y Fierro, ambos absolutamente ajenos al ajusticiamiento del traidor Augusto Timoteo Vandor.
III. - El Ejército Nacional Revolucionario resolvió no hacer propaganda sobre el "Operativo Judas" hasta no disponer de una fuerza suficiente para garantizar la continuidad de su acción. Alcanzado ese objetivo decide hacer público el presente Comunicado Nro. 3.
IV - Los traidores al movimiento obrero son doblemente Judas, traicionan al Movimiento Nacional Peronista y traicionan a la propia clase obrera de la que surgen. Está resuelto -y así se hace- que sean los primeros en caer bajo el puño de hierro de la Justicia del Pueblo, los traidores al movimiento obrero son la principal quinta columna enemiga dentro de las filas del proletariado nacional. Es imperioso que la vanguardia de los activistas obreros esté totalmente desvinculada de los lineamientos, organización y conducción traidora. Separar definitivamente del movimiento sindical la línea traidora es una exigencia que ya no se puede demorar más en cumplir. Debe haber una muralla sostenida entre los revolucionarios y los traidores, muralla sostenida en la conciencia nacional, firmeza en la ejecución de las resoluciones, amor a la patria, lealtad para con nuestros mártires y odio a muerte a todo lo que representa al enemigo.
V. - Cumplimos en reiterar la apreciación del General Juan Domingo Perón, sobre el traidor Augusto Timoteo Vandor, en los años 1965/66. Por su acción de "engaño, doblez, defección, satisfacción de intereses personales y de círculo, desviación, incumplimiento de deberes, componendas, acomodos inconfesables, manejo discrecional de fondos, putrefacción, traición, trenza. Por eso yo no podré perdonar nunca, como algunos creen, tan funesta gestión. En política no se puede herir, hay que matar, porque un tipo con una pata rota hay que ver el daño que puede hacer". En coincidencia con esta opinión, el Ejército Nacional Revolucionario, procedió a su ejecución.
VI.- Observamos atentamente a las conducciones sindicales. Nuestro puño es hoy más fuerte que cuando ajusticiamos a los traidores Augusto Timoteo Vandor y José Alonso. Para los Judas no habrá perdón. Elijan libremente todos los dirigentes sindicales su destino.

¡Viva la Patria!

Ejército Nacional Revolucionario Buenos Aires, 7 de febrero de 1971

(Publicado en "Cristianismo y Revolución" Nº 28 (pags. 52 y 53)









Diario "Crónica"



Atentado a Vandor


De "Crónica TV"




Después del asesinato de Vandor

Por Andrés Bufali
Para LA NACION



Ocurrió hace 35 años, cuando el liderazgo de la CGT era un enorme factor de poder, y sirvió para iniciar un baño de sangre, con los impredecibles efectos que aún se padecen. Fue el asesinato de Augusto Timoteo Vandor (el "Lobo", jefe sindicalista de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), cuyos detalles me tocó cubrir como cronista y que relaté en un libro reciente que se titula Con Soriano por la ruta de Chandler, en homenaje al colega con quien debí compartir aquel helado lunes 30 de junio de 1969.

El episodio sucedió poco después de que el general Onganía (presidente de facto) hiciera encarcelar en Santa Rosa a los gremialistas rebeldes Agustín Tosco, Raimundo Ongaro, Elpidio Torres, Ricardo de Luca y Antonio Scipione, y designara interventor de Córdoba a Jorge Raúl Carcagno, el mismo militar que cuatro años después fuera designado comandante en jefe del Ejército por el presidente Cámpora. Onganía acababa de decretar un aumento de penas para aquellos a los que se les probaran "actividades comunistas". No obstante, con diferencia de horas estallaron bombas en quince supermercados Minimax, uno de cuyos dueños, Nelson Rockefeller, estaba a punto de llegar como enviado especial del presidente Richard Nixon. Y justamente el día de ese arribo, Onganía autorizó la expulsión de extranjeros, con una moderna versión de la detestable ley de residencia. El clima político se enrarecía.

Tres días antes de caer asesinado Vandor, durante una manifestación en Plaza Once, las balas policiales habían acribillado a Emilio Jáuregui, del Sindicato de Prensa. Se avecinaba, además, un paro general decretado por la "CGT de los Argentinos", la opositora al gobierno militar.

Un telefonazo me estremeció en el empleo público en el que todavía estaba atrapado entre las siete de la mañana y la una de la tarde: "Pusieron una bomba en la sede de la UOM, en Rioja al 1900, y parece que mataron al «Lobo» Vandor. Ya mandamos gente ahí y a la casa. Rajate como sea del laburo y andá al policlínico de los metalúrgicos, en Hipólito Yrigoyen al 3300, a ver qué averiguás". Era la voz imperante de Hugo Gambini, por entonces secretario coordinador de Primera Plana.

Me fui a un café a pensar qué haría. Me acordé de Roberto Díaz, un metalúrgico santiagueño que trabajaba en una fábrica de Llavallol. Apenas le hablé, me tiró los nombres de dos amigos suyos en el policlínico de la UOM. Encontré a uno de ellos, quien más rápido que Fu Man-chú hizo desaparecer el billete que le deslicé para que me llevara hasta Cirugía, no sin antes recomendarme fingir ser pariente de alguien al que estaban operando. Eso hice. Me senté en un asiento de madera y paré la oreja. Médicos, enfermeras, camilleros, sindicalistas, todos parecían saber de todo. Ya había trascendido el asesinato. Cerca de mí, alguien susurró a otro alguien: "¿Sabías que el «Lobo», en el 50, antes de entrar en la Philips como matricero, era suboficial de la Marina y que sumaba 27 pirulos cuando pisó por primera vez una fábrica? ¡Pensar que en el 56 ya era un capo y en el 58 mandaba a todos en la UOM! ¡Eso es tener muñeca!" "No tanta -respondió el otro-, era tan ambicioso que se puso al general en contra. ¡Y mirá..!".

De pronto, aparecieron dos morochos pesados, tres camilleros y un par de médicos, que llegaron hasta Cirugía con el mismísimo Vandor ya convertido en historia, medio tapado con una sábana, con sus ojos celestes abiertos. Apenas los pesados empezaron a sospechar de nuestra presencia llegó Elida Curone, la esposa de Vandor, y la atención se desvió hacia ella. Un médico le dijo llorando: "¡Negrita, lo mataron al «Lobo», lo mataron!"

Ella gritó: "¡No! ¡A él, no! ¡A él no lo mataron! ¡Eso es una mentira! Ustedes todavía pueden salvarlo. Venga conmigo, doctor". Y lo obligó a entrar en Cirugía. Más tarde me enteré de que acarició lentamente el cuerpo de su esposo. Luego oí su voz y la del médico. Ella dijo: "Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis. ¡Son seis agujeros! ¿Cuál me lo llevó?" El médico le pidió: "Por favor, no hagas eso, «Negrita». No sufrió".

Cuando llegué a la revista, el "Gordo" Soriano ya había vuelto de la UOM y escribía un informe para Roberto Aizcorbe, jefe de la sección Política. Había tenido más suerte que Carlitos Russo, quien se había metido en el departamento de Vandor de la calle Emilio Mitre para hablar con la esposa, y terminó echado cuando ésta volvió del policlínico, con la hija, sus amigas y los guardaespaldas, para cambiarse e ir al velatorio.

El "Gordo" había logrado que el sindicalista Miguel Gazzera le contara que en una cena reciente con Paulino Niembro, Lorenzo Miguel y Avelino Fernández le habían sugerido a Vandor que se fuera unos meses del país porque las cosas estaban muy calientes y lo podían matar, pero no quiso. "Unos días después -dijo Gazzera- me confesó que si había algo jodido para él, como pensábamos, prefería que ocurriera aquí."

No era lo único que había averiguado. En la UOM le detallaron a Soriano que cuatro tipos habían tocado el timbre y se habían anunciado como oficiales de justicia con una cédula judicial, y que entraron armados hasta los dientes, redujeron a los guardias y dos corrieron hasta el segundo piso, donde amenazaron a Victorio Calabró. "Antes de llegar al despacho de Vandor -contaron-, éste salió a preguntar qué sucedía. Al reconocer a uno de ellos, intentó hablarle, pero lo balearon varias veces con pistolas 45 y le dejaron una bomba en los pies, la que destruyó una pared. Se escaparon en un auto. El «Lobo» murió en la ambulancia que lo llevó al policlínico."

Russo alcanzó a informar que la esposa de Vandor había llegado con su nenita de dos años, Marcela, y Roberto, de uno; luego describió cómo estaban vestidos ellos y sus acompañantes y en qué clase de autos se movilizaban.

En la redacción esculpí en una Olivetti, de aquellas duras, tres carillas bien detalladas con todo lo que había visto y oído. Aizcorbe -con ese acento cajetilla que le había costado el apodo de "Petimetre"- leyó velozmente mis datos, salió de su pecera, y delante de Soriano, Gambini, Osiris Troiani y un tipo de Espectáculos, me preguntó: "¿Usted está seguro de todo lo que puso aquí?" Todos me miraron. Sentí que me ponía rojo y que empezaba a transpirar. Con dificultad, respondí: "Sí, ¿por qué?" Aizcorbe siguió mirando mis papeles e inquirió: "¿Cómo sabe que cuando lo llevaron a Cirugía, Vandor tenía abiertos los ojos celestes?" Expliqué: "Porque lo vi. Yo estaba sentado a un metro de esa puerta". Aizcorbe insistió: "¿Y de dónde sacó que tenía seis agujeros en el cuerpo?" Traté de convencerlo: "Porque se los contó la esposa, que dijo que quería saber cuál era la bala que lo había liquidado".

Todas las miradas se centraron en mi flaca figura. Aizcorbe seguía con su gesto de duda. Troiani, Gambini y Soriano me miraban divertidos e interesados. Gambini expresó: "¿Ves, Robertito? Esto no se aprende en la Sorbona". Todos se rieron. Aizcorbe también. Luego me señaló una parte del informe y preguntó: "¿La esposa dijo que el «Che» lo había recibido en La Habana y que este verano se abrazó con Perón en México?" Asentí.

En el Dorá, un restaurante del Bajo, cerca de Retiro, el "Gordo" decidió contarme lo que se había guardado en el bolsillo. "¿Oíste algo de los tipos que reventaron a tiros a Vandor?" Negué con la cabeza. El "Gordo" miró a los costados y soltó un susurro: "Me parece que conozco a uno de los que subieron a matarlo".

Haciéndome el canchero conmigo mismo, puse cara de póquer. El "Gordo" continuó: "A uno de los guardias le pareció oír que Vandor dijo algo como «¡Hola, Cóndor!» o «¿Qué hacés, Cóndor»". Atiné a murmurar: "¿«Cóndor»? ¿Ese no fue el nombre de un operativo nacionalista peronista que hicieron en las Malvinas?". El "Gordo" recordó: "Sí, claro. Unos tipos bajaron allá con un avión y pusieron la bandera argentina. Y el que sacó las fotos fue Héctor Ricardo García, el dueño de Crónica".

Después de contarme eso, el "Gordo" pensó un poco, se levantó y fue al teléfono. Hizo una llamada y volvió contento. Dijo: "Ya le voy viendo las patas a la sota. El «Negro» Juárez dice que muchos creen que Vandor fue el ideólogo del Operativo Cóndor en Malvinas". Interrumpí lo que estaba haciendo y pregunté: "Si fue el ideólogo de ese operativo peronista, y en marzo se abrazó con el general en México, ¿por qué un cóndor lo deja como un colador?" La respuesta de Soriano fue: "Nada que tenga que ver con el peronismo es fácil de explicar. Yo me conformo con saber quién es ese cóndor", concluyó.

Al día siguiente, Aizcorbe empezó a escribir su nota, en la que se leería que Vandor tenía de enemigos a Perón, por haber osado varias veces desobedecer sus órdenes y disputarle la conducción de los trabajadores; al gobierno militar, por no querer ser totalmente "participacionista", y a los sindicalistas de izquierda, por haberles disparado en la pizzería La Real, de Avellaneda, donde cayó asesinado uno de ellos, de apellido Blajakis y donde murió (¿por error?) Rosendo García, del grupo vandorista. Cuando Aizcorbe se fue a almorzar, con el "Gordo" revisamos rápidamente los recortes de archivo referidos al Operativo Cóndor y copiamos los nombres de sus participantes. Seguimos con los sobres de fotos de Vandor y de otros personajes. Yo encontré el tesoro: una de las imágenes en blanco y negro mostraba al "Lobo" hablando con un tipo joven, para mí desconocido, llamado igual que el jefe del Operativo Cóndor. "Mirá, «Gordo» -lo sorprendí-, en este epígrafe dice que Vandor está con Dardo Cabo, hijo de un sindicalista famoso..."

Nos miramos y supusimos que ése podía ser uno de los asesinos de Vandor, pero no dijimos nada. Era apenas una sospecha. No todo lo que vivimos se publicó, porque allí siempre había que confirmar los datos y las sospechas. Y a los pocos meses, cuando Onganía clausuró Primera Plana y con el "Gordo" habíamos pasado a trabajar en la revista Panorama, vimos varias veces a Cabo reunido con las mismas cinco personas. Recién cuatro años después, la revista El Descamisado revelaría que Cabo, junto con aquellos cinco hombres (que creían en una revolución de izquierda liderada por un general de derecha: Perón) habían integrado el Ejército Nacional Revolucionario, cuya actividad se redujo a un par de asesinatos: el de Vandor en 1969 y el de José Alonso en 1970, para después incorporarse a los Montoneros.

Lo último que recuerdo del caso Vandor ocurrió en 1976, cuando Osvaldo Soriano ya había partido para su exilio. Lo nuevo que averigüé estaba referido a Roberto Vandor, el hijo del "Lobo", que ya tenía ocho años y estaba en segundo grado. La maestra le pidió que dibujara a su familia. Cuando le tocó hacer al padre trazó un rectángulo. El psicólogo vio el dibujo, llamó a la madre y le dijo: "Señora, su hijo hizo un rectángulo porque para él su padre es nada más que una fotografía".

viernes, 29 de junio de 2012

CRITICA DE LIBROS


Reseña

¿UN ENGAÑADOR?

Julio González, Isabel Perón. Intimidades de un gobierno, Buenos Aires, El Ateneo 2007.




El autor, que fue Director de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Prensa y Difusión en la gestión Abras, Secretario Técnico de la Presidencia y Secretario privado de la presidente Sra. María Estela Martínez de Perón, suele frecuentar lo que algunos llaman el "campo nacional" de la política, donde, amparado en sus pasadas magistraturas, sus pretensiones de lealtad y su verborragia casi exclusivamente antibritánica, deslumbra a quienes lo oyen.

Curioso su libro, por el momento elegido para editarlo, por decir lo que dice y por cómo lo hace. Pues entre relatos de su actividad como funcionario o como preso político trasluce ciertas intimidades de su pensamiento que dan origen al título de esta nota. Veamos algunas.

Entretanto relata su amistad con un tal Marcos Codan, preso con él en 1976 en el barco Ciudad de La Plata, aprovecha para encabezar su discurso del caso con una confesión de fe ecumenista, contenida en el siguiente diálogo (p. 22):

Codan: "-Doctor, yo sé que usted es un hombre católico y yo quiero aclararle que soy judío". González: "-Señor, Dios escribió una línea de su verdad en el alma de cada pueblo y en el espíritu de cada hombre. Que profesemos religiones diferentes no significa absolutamente nada. Y le tendí la mano, sigue, con gran emotividad".

¿Exageramos al suponer que esta anécdota gratuita esconde o una suerte de pedido de autorización para poder decir todo lo restante, o mejor aún un signo para que compañeros de ruta lo reconozcan?
No vamos a comentar el libro en detalle, ni a discutir la verosimilitud o veracidad de lo relatado confrontándolo con otras fuentes. Sino sólo a mostrar lo suficiente como para alertar desprevenidos.

En medio de protestas de lealtad, socava sin embargo constantemente la imagen del General Perón, presentándolo como un octogenario manipulador, sin fuerzas, sin poder efectivo, indefinido, dilatador de decisiones, gatopardista y preocupado además sólo por mantener la estabilidad del "régimen de los intereses económicos y financieros" (p. 43). Y otro tanto a Isabel, sutilmente perfilada a lo largo del relato como una mujer desleal, sin carácter, caprichosa, desconcertada, abrumada por hechos que no comprende ni domina y que la sumen en la apatía, el sopor y el desaliento más extremos, lo que no obsta para que le reconozca, en otros pasajes por cierto, ¡una voluntad de acero!

Detrás de su consentida autodefinición como "nacionalista católico" (p. 29), sus hechos y opiniones pro montoneras, ya abundantemente manifestadas en su libro Hernandismo y
Martinfierrismo, Plus Ultra 1975 lo exhiben como sostenedor a ultranza de las políticas más decididamente antinacionales y disociadoras que hoy nos corroen.

He aquí una muestra:

1. A propósito de la maniobra política a que se vio obligado el general en 1973, cuando tuvo que sacar del gobierno a Cámpora y sus desquicios, después de variadas críticas a esta operación que salvó a nuestro país, termina comentando peyorativamente: "Tal era el poder de Juan Domingo Perón y sus adláteres desde el exilio: su esposa y su secretario López Rega".

2. Cuando califica a sus compañeros de celda es todo elogios para Taiana; Jorge Alberto Vázquez, ex subsecretario de Relaciones Exteriores de Cámpora; el general Iñíguez, los coroneles Julio César Perlinger y Roberto Sánchez Casaña, "católico identificado con las doctrinas de los curas del tercer mundo"; Jorge Cepernic, su amigo y "un valiente gobernador", o Mario Aguirre, dirigente sindical en la CGT de los Argentinos (pp. 28 a 35).

3. Al relatar los sucesos del 20 de Junio de 1973, en la que llama "masacre de Ezeiza", todas las sospechas son para los defensores del palco, ninguna para los grupos guerrilleros que quisieron coparlo (p. 37). Y lo inculpa a Perón porque en su disertación del día siguiente "no hubo ... ninguna palabra sobre las víctimas que lo aguardaban y sufrieron la inesperada matanza" y porque "nunca ordenó una investigación seria que individualizase a los responsables: todo parecía reducirse, a una estadística. Las personas de carne y hueso, las almas y los espíritus no contaban".

4. Hace suya en alguna medida la versión de que la candidatura de Isabel a la vicepresidencia salió de un complot extorsivo realizado por ella y López Rega, quienes se habrían impuesto a un Perón incapaz de negarse (pp. 40-42).

5. Considera inauténtico el Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, porque "la redacción del modelo nacional era una tarea que excedía al propio Perón". Remata el tema con este argumento: "Su ausencia del país durante dieciocho años le impuso un desconocimiento de la realidad nacional, de la geografía y de los hombres. Leer sobre un país mientras se come el pan del destierro no es lo mismo que padecer sus crisis, palpar sus hechos y lidiar cuerpo a cuerpo con quienes lo conducen" (p. 45).

(¿Creerá González que él lo hubiera hecho mejor? ¿No corrobora con esto aquel juicio del filósofo, que decía que para sus lacayos no hay héroes; pero que en realidad no es que no los haya, sino que ellos son lacayos y ven las cosas con ojos de tales?). Y asegura por fin que "en la actualidad el modelo argentino que bosquejó Perón sería irrelevante" porque "el Estado no tiene poder ni patrimonio", de modo que es imposible modelar sobre algo inexistente.

6. Sobre el intento, que atribuye al coronel Damasco, de concertar con las juventudes peronistas, invadidas por grupos guerrilleros, afirma que tal cosa era imposible porque unos (es decir, los fieles) repetían "las palabras aquietadas del gobierno sin poder" y otros, los montoneros, "las palabras inquietantes de un poder potencial pero sin gobierno." (p. 45).

7. Sobre la ruptura de Perón con los montoneros, el 1º de Mayo de 1974, reproduce las consignas injuriosas cantadas por éstos (¿por qué?), pero del discurso de Perón sólo recuerda los epítetos "estúpidos e imberbes" que el General les endilga, no el de "mercenarios al servicio del exterior" bastante más preciso. Y para rematar asegura que cierto personaje le contó lo siguiente: "concluido el acto, hablando a solas y sin ocultar su contrariedad y tristeza, Perón me dijo: -Se me fue la mano." (pp. 46 y 454).

8. Apoya abiertamente el operativo Dorrego implementado por el general Carcagno junto con el futuro Ministro del Interior del Proceso, Albano Harguindeguy, de igual grado. Considera este operativo una "epopeya" porque unía la "Juventud Peronista" (o sea, los montos), el Ejército y los productores agrícolas con el fin de canalizar los campos inundados de la Provincia de Buenos Aires. A él le "resultaba increíble" que "compulsado en su accionar y en su estrategia de presidente de la República por un cacique gremial sin ningún conocimiento (se refiere a Lorenzo Miguel)", "el octogenario" general Perón no concurriera a inaugurar la tarea entonces terminada". Y opone a continuación, por un lado, la patria metalúrgica, "movilización que el sector gremial hizo de los trabajadores después de 1955- Con emotividad, con fervor, con nostalgia de un pasado y con furia negativa a cualquier innovación. Sin otro objetivo ni programa de gobierno que no fuesen el regreso de Perón, la apología permanente de su apellido y la difusión de su rostro. En este sector no existía pensamiento o labor intelectual". Del lado opuesto coloca en cambio a la patria socialista, "movimiento de liberación nacional" formado por grupos que partían del conocimiento dé los planes quinquenales de Perón (1946-52 y 1952-55), de la transformación profunda del país y de las condiciones de vida de aquella época...". "En este sector estaban los jóvenes profesionales". Y termina, como para disimular, criticando a Galimberti y Firmenich, el uno un muerto biológico y el otro un muerto político. Pero nada dice de los montoneros hoy el poder, no muy inspirados en los planes quinquenales peronistas precisamente.

9. Se enoja con Perón por haberse opuesto a la difusión de la película La Patagonia Rebelde dirigida por Olivera sobre guión de Osvaldo Bayer. El general había dicho entonces: "Yo viví en aquella época y las cosas no fueron tan así". Alabando en cambio el film La Hora de los Hornos, de Pino Solanas y Octavio Getino, añade González: "eran los tiempos en que el viejo «camandulero» prohijaba el socialismo nacional, a cuyos seguidores habría luego de execrar y radiar de la vida pública".

10. Durante su gestión se opuso, nos dice, al nombramiento del Dr. Alberto Ottalagano como rector interventor de la Universidad de Buenos Aires en la gestión Ivanisevich. Y eso porque Ottalagano nunca fue profesor universitario. Aunque tampoco lo fue Rodolfo Puiggrós, rector de la UBA durante la administración montonera. Pero éste se trata en cambio para el autor de un "notorio marxista talentoso" estudioso de los problemas argentinos, de quien considera importante consignar que le obsequió afectuosamente uno de sus libros menos difundido: La cruz y el feudo.

11. Sobre la ley que ordenaba la repatriación de los restos de Rosas, resistida por algunos ministros de entonces (Rocamora, Vignes), dice que Perón en su momento tuvo sobre don Juan Manuel sus reservas. En las notas añade que "una década de investigaciones, iniciadas después de 1983, me permitió acreditar con documentos fehacientes que Rosas fue mandadero- gestor de los planes británicos y quien suscribió los tratados ratificatorios del tratado del 2 de febrero de 1825, que adjudicó a Gran Bretaña el control económico, financiero y marítimo de la Argentina, Chile, el Perú, Gran Colombia (Ecuador, Colombia y Venezuela) América Central y México". Rosas, agrega, "fue, sin lugar a duda, el autor del primer genocidio argentino, sin contar la matanza de aborígenes". Pruebas de semejante "masacre" (así la llama) se la dan dos libros de notorios y antipatriotas liberales. Y finaliza con que "la sentencia judicial contra el reo Juan Manuel de Rosas fue la pena de muerte con carácter de aleve. El fallo ordenaba la extradición de Rosas desde Gran Bretaña para ejecutar la sentencia, pero ningún gobierno la solicitó. Gran Bretaña protege a sus empleados".

12. Pese a su insistencia, Isabel decidió no concurrir a un acto político de homenaje a Perón en la cripta de Olivos, el 20 de noviembre de 1975, con participación de la juventud "peronista" y organizado por los diputados Contesti y Montenegro. Dice González al respecto "¿Quién había aconsejado a Isabel que rehuyera de ese encuentro con su pueblo?". Y sigue: "Ser secretario privado de esta mujer era una tarea tremenda. Fue una misión (?) que hinchó la médula de todos mis huesos con una bilis muy amarga y en la que mi lealtad se pagó con la cárcel. Tuve que salir yo mismo a dar explicaciones a las juventudes congregadas, a cohonestar el injustificable capricho de la presidenta. El episodio me produjo tanta angustia que fue la primera vez que pensé seriamente en renunciar a mis cargos. ¡Cuánto lamento no haberlo hecho!", (pág. 387). ¿Acaso este tono es el corresponde a un secretario privado medianamente leal? Pero dejando esto de lado, conviene de todos modos preguntar: ¿De qué misión se trata? ¿Quién se la impuso?

Muchas otras muestras de esta curiosa manera de juzgar acontecimientos y personalidades pueden entresacarse de las anécdotas y recuerdos rememorados. Ellos se refieren a una etapa de la vida política donde se aceleró la transformación del peronismo, cuyos cuadros dirigentes pasaron en buena medida a convertirse en instrumento de los planes sinárquicos en creciente avance. El autor estuvo al lado de Isabel en los momentos decisivos, mientras el enemigo aprovechaba la muerte de Perón, 1º de julio de 1974, para acelerar sus planes invasores. González silencia sin duda algunos datos y manipula otros. Isabel le dijo por ejemplo, nos cuenta, que muchos ministros y secretarios la engañaron. Y se sorprende de que no lo haya eximido a él de esto. ¿Por qué será?

La misma doctrina peronista no es para el autor, como el general enseñaba, el núcleo viviente de una realización política fundamental, sino una serie de citas ordenadas cronológicamente, sin valor intrínseco. Mal que le pese, junto con la misteriosa vigencia del general y de su obra en la memoria del pueblo, ¿no sigue ese fundamento siendo determinante para que Argentina y América románica se encuentren con su destino?

Roberto Scardanellí
Buenos Aires, 11 de agosto de 2010


Publicado originalmente en El Pampero Americano Nº 21, agosto de 2010

sábado, 23 de junio de 2012


Exorcismo contra Satanas y los Angeles rebeldes


El Papa León XIII tuvo una visión el día 13 de octubre de 1884, después de la cual prescribió el rezo de la oración a San Miguel al final de la Misa, y escribió y publicó el siguiente exorcismo. Se trata del texto original completo, sin omisiones, como suele encontrárselo en algunas versiones modernas.


Publicado por mandato de Su Santidad el Papa León XIII


En el nombre del Padre  y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén


Salmo 67.
Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian.
Como se disipa el humo se disipen ellos, como, se derrite la cera ante el fuego, así perecerán los impíos ante Dios.

Salmo 34.
Señor, pelea contra los que me atacan; combate contra los que me hacen la guerra. Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a muerte.
Vuelvan la espalda llenos de confusión los que traman mi daño.
Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los desbarate.
Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor los persiga.
Porque sin motivo me tendían redes de muerte,
sin razón me abrían trampas mortales.
Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que escondían;
que caigan en la misma trampa que me abrieron.
Mi alma se alegra en el Señor y gozará de su salvación.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.


Oración a San Miguel Arcángel.

Gloriosísimo príncipe de la milicia celestial, San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha que mantenemos combatiendo "contra los principados y potestades, contra los caudillos de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por los aires" (Ef. 6, 12). Ven en auxilio de los hombres que Dios creó incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap. 2, 23), y a tan "alto precio rescatados" (I Cor. 6, 20) de la tiranía del demonio. Con las huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates del Señor, como antaño luchaste contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra sus ángeles apóstatas. Ellos no pudieron vencer, y perdieron su lugar en el Cielo. "Fue precipitado el gran dragón, la antigua serpiente el denominado diablo y Satanás, el seductor de todo el mundo: fue precipitado a la tierra y con él cayeron sus ángeles" (Apoc. 12,.8-9). 


He aquí que el antiguo enemigo y homicida se ha erguido con vehemencia. Disfrazado de "ángel de luz" (II Cor. 11, 14) con la escolta de todos los espíritus malignos rodea e invade la tierra entera, y se instala en todo lugar, con el designio de borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de arrebatar las almas destinadas a la corona de la gloria eterna, de destruirlas y perderlas para siempre. Como el más inmundo torrente, el maligno dragón derramó sobre los hombres de mente depravada y corrompido corazón, el veneno de su maldad: el espíritu de la mentira, de la impiedad y de la blasfemia; el letal soplo de la lujuria, de todos los vicios e iniquidades.

Los más taimados enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que para Ella es más querido. Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de la abominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey. Oh invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los espíritus que le atacan y dale la victoria.

La Iglesia te venera como su guardián y patrono, se gloría que eres su defensor contra los poderes nocivos terrenales e infernales; Dios te confió las almas de los redimidos para colocarlos en el estado de la suprema felicidad. Ruega al Dios de la paz que aplaste al demonio bajo nuestros pies, para que ya no pueda retener cautivos a los hombres y dañar a tu Iglesia. Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para que cuanto antes desciendan sobre nosotros las misericordias del Señor (Salmo 78, 8), y sujeta al dragón, la antigua serpiente, que es el diablo y Satanás, y, una vez encadenado, precipítalo en el abismo, para que nunca jamás pueda seducir a las naciones (Apoc. 20).

Después de esto, confiados en tu protección y patrocinio, con la sagrada autoridad de la Santa Madre Iglesia, nos disponemos a rechazar la peste de los fraudes diabólicos, confiados y seguros en el Nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor.
He aquí la Cruz del Señor, huid poderes enemigos.

R. Ha vencido el León de la tribu de Judá, la raíz de David.
Señor, que tu misericordia venga sobre nosotros.
R. Como lo esperamos de Ti.
Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.

Oremos. Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y suplicantes imploramos tu clemencia, para que, por la intercesión de la Inmaculada siempre Virgen María Madre de Dios, del Arcángel San Miguel, de San José Esposo de la Santísima Virgen, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes prestarnos tu auxilio contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos que vagan por el mundo para dañar al género humano y para la perdición de las almas. Amén.


 Exorcismo: Te exorcizamos todo espíritu maligno, poder satánico, ataque del infernal adversario, legión, concentración y secta diabólica, en el nombre y virtud de Nuestro Señor Jesu (†) Cristo, para que salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a imagen de Dios y redimidas por la preciosa Sangre del Divino Cordero (†). En adelante no oses, perfidísima serpiente, engañar al género humano, perseguir a la Iglesia de Dios, zarandear a los elegidos y cribarlos como el trigo (†). Te lo manda Dios Altísimo, a quien en tu insolente soberbia aún pretendes asemejarte, "el cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (II Tim. 2). Te lo manda Dios Padre + te lo manda Dios Hijo +; te lo manda Dios Espíritu Santo +. Te lo manda la majestad de Cristo, el Verbo eterno de Dios hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu envidia, "se humilIó a sí mismo hecho obediente hasta la muerte" (Fil. 2); el cual edificó su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los "poderes del infierno nunca prevalecerían contra ella, Él mismo había de permanecer con ella todos los días hasta el fin de los tiempos" (Mat. 28, 20). Te lo manda el santo signo de la Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe cristiana +. Te lo manda la excelsa Madre de Dios, la Virgen María, quien con su humildad desde el primer instante de su Inmaculada Concepción apIastó tu orgullosa cabeza +.

Te lo manda la fe de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de los demás Apóstoles +. Te lo manda la sangre de los mártires y la piadosa intercesión de todos los Santos y Santas +. Por tanto, maldito dragón y toda legión diabólica, te conjuramos por Dios + vivo, por Dios + verdadero, por Dios + santo, que "de tal modo amó al mundo que entrego a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna" (Juan 3); cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de suministrarles el veneno de la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye Satanás, inventor y maestro de toda falacia, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo, en quien nada has hallado semejante a tus obras. Retrocede ante la Iglesia una, santa, católica y apostólica, la que el mismo Cristo adquirió con su Sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla y huye, al ser invocado por nosotros el santo y terrible Nombre de Jesús, ante el que se estremecen los infiernos, a quien están sometidas las Virtudes de los cielos, las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines y Serafines alaban con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos.

Señor, escucha mi oración.
R. Y llegue a Ti mi clamor.
El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.

Oremos. Dios del Cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida después de la muerte, el descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de Ti, ni puede haber otros sino Tú mismo, Creador de todo lo visible y lo invisible, cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa Majestad se digne libramos eficazmente y guardamos sanos de todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
De las asechanzas del demonio.
R. Líbranos, Señor.
Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.
Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.

(Se rocía con agua bendita el lugar y a los presentes).
Señor, no recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros padres, ni tomes venganza de nuestros pecados (Tobías 3, 3).
Padre nuestro...

Se trata de un exorcismo de devoción, que puede ser realizado por cualquier laico. No se realiza en virtud de un poder propio, como en el caso del sacerdote exorcista, sino que se invoca la ayuda celestial para alejar al demonio de los lugares exorcizados y de los habitantes que en él moran.

lunes, 11 de junio de 2012

CONDUCCIÓN POLÍTICA

Juan Domingo Perón







sábado, 9 de junio de 2012




 9 de Junio de 1956
Revolución del General Juan José Valle








PROCLAMA DEL
 MOVIMIENTO DE RECUPERACIÓN NACIONAL


Las horas dolorosas que vive la República, y el clamor angustioso de su pueblo, sometido a la más cruda y despiadada tiranía, nos han decidido a tomar las armas para restablecer en nuestra patria el imperio de la libertad y la justicia al amparo de la Constitución y las leyes.

Como responsables de este Movimiento de Recuperación Nacional, integrado por las Fuerzas Armadas y por la inmensa mayoría del pueblo —del que provienen y al que sirven— declaramos solemnemente que no nos guía otro propósito que el de restablecer la soberanía popular, esencia de nuestras instituciones democráticas, y arrancar a la Nación del caos y la anarquía a que ha sido llevada por una minoría despótica encaramada y sostenida por el terror y la violencia en el poder.

Conscientes de nuestra responsabilidad ante la historia, comprendemos que nuestra decisión es el único camino que nos queda para impedir el aniquilamiento de la República en una lucha estéril y sangrienta entre hermanos, cada día más inevitable e inminente.

Deploramos que precisamente desde el gobierno se haya cerrado sistemáticamente toda posibilidad de pacificar la República y alcanzar la armonía entre los argentinos, en contraposición con el sentido de responsabilidad, la tolerancia y la paciencia patriótica del pueblo.

La Nación entera, y con ella la tranquilidad, el bienestar y la dignidad de los argentinos han caído en manos de hombres y de fuerzas que  aceleradamente retrotraen a la patria a épocas de sometimiento, de humillación y de vergüenza.

Su acción nefasta ha desquiciado y lesionado profundamente el orden político, económico y social de la República.

Este Movimiento de Recuperación Nacional, se lanza a la acción revolucionaria con objetivos claros y un programa concreto para restablecer la soberanía y la justicia social y devolver al pueblo el pleno goce de su libertad y sus derechos.

Declara objetivos fundamentales de su acción:

En lo político

Han violado y desconocido el imperio de la Constitución y de las leyes, sustituyéndolo por un llamado “derecho de la Revolución”, que no es otra cosa que el entronizamiento de la arbitrariedad, sin más normas ni vallas que la omnímoda voluntad de los que detentan el poder.

Se han avasallado así las garantías y derechos individuales, sustituyéndose a instituciones y personas de la jurisdicción de sus jueces naturales, sometiéndolos a tribunales y comisiones especiales expresamente prohibidas por la Constitución. 

Se ha perseguido, encarcelado y confinado en verdaderos campos de concentración a miles de argentinos no sometidos a proceso y privados del derecho a la defensa, por razones ideológicas o políticas. 

Por idénticas razones se ha privado a miles de argentinos de derechos esenciales, como el acceso a los empleos públicos y la participación activa en la vida cívica de la Nación, sin que tan graves penas provengan de la decisión de la justicia y ni siquiera del juzgamiento de la conducta de los inculpados. 

Como consecuencia de esta arbitrariedad discriminatoria, que divide a los argentinos en réprobos y elegidos, se ha privado de sus empleos a miles de ciudadanos, sin tenerse en cuenta ni su antigüedad, ni su idoneidad, ni su conducta.

Se ha excluido de la vida cívica del país a la fuerza mayoritaria con el pretexto de inmoralidades y desviaciones en la conducta de algunos sus dirigentes; verdadera aberración jurídica y moral que podría llevar a la exclusión de todos los partidos, desde que todos padecen o padecieron en algún momento de males similares.

Se ha fomentado y organizado desde el gobierno la delación y el espionaje contra personas e instituciones, inclusive contra las Fuerzas Armadas. 

Se ha impedido la libertad de prensa, uniformada al servicio del gobierno, interviniendo y entregando arbitrariamente los diarios y revistas a sectores políticos minoritarios adictos al mismo, clausurando los desafectos e impidiéndose la aparición de nuevos órganos de opinión independiente. 

Todo ello unido a la monstruosidad totalitaria de un decreto-ley que bajo penas gravísimas prohíbe a los ciudadanos hasta el uso o empleo individual de palabras, fechas, símbolos, fotografías, nombres y expresiones que se proscriben, configuran los hechos más salientes de un plan siniestro, destinado a ahogar la libre expresión de la ciudadanía, y entronizar en el poder a minorías antinacionales que en su hora enajenaron el patrimonio del país y traficaron con el hambre y el dolor de los trabajadores argentinos. 

Este desborde de la arbitrariedad ha culminado con la abolición de la Constitución Nacional vigente, sancionada por una Convención Reformadora libremente elegida por el pueblo, con la participación de los mismos sectores políticos que apoyan a la tiranía, Constitución que juraron acatar y defender los mismos que hoy la vulneran y suprimen a espaldas del Pueblo y al margen de su libre voluntad soberana, con el evidente propósito inconfesable de abolir disposiciones como las del artículo 40, que impiden la entrega al capitalismo internacional de los servicios públicos y las riquezas naturales del país, juntamente con otras también fundamentales como las que sancionan los derechos del trabajador y las que estatuyen la función social de la economía y la riqueza.

Por un acto arbitrario y despótico se reimplanta una Carta Fundamental ya superada por la realidad política, económica y social de la República, al amparo de cuya imprevisión y laxitud fue posible en otras épocas la entrega del país a las fuerzas internacionales del capitalismo y el sometimiento, el hambre y la humillación de nuestro pueblo.

Y para hacer más evidente la burla a la ciudadanía y la prepotencia de la arbitrariedad, ni siquiera se la reimplanta en todo su vigor como norma de convivencia o valla del poder, sino “en tanto y en cuanto no se oponga a los fines de la Revolución”, vale decir, en cuanto no se oponga a la voluntad omnímoda e Incontrolada del gobierno. Jamás, en toda la historia, gobierno alguno ha tenido el descaro de hacer semejante profesión de tiranía y despotismo.

En lo económico

Se han tomado medidas tendientes a quebrantar la industria nacional, depreciar la moneda, crear el desaliento en la inversión de capitales útiles, elevar los precios acentuando el desequilibrio entre éstos y los salarios, provocar sectores importantes de desocupación, que llevarán por hambre a los obreros a someterse a la voluntad del capitalismo. 

Todo ello unido al desprestigio internacional de nuestra economía por el propio gobierno, a la acelerada contratación de empréstitos extranjeros y a la adopción de determinados compromisos anteriores, constituyen etapas de un plan destinado a retrotraer al país al más crudo coloniaje, mediante la entrega al capitalismo internacional de los resortes fundamentales de su economía.

En lo social

Se han desconocido legítimas conquistas de los trabajadores, se ha destruido la organización sindical —base indispensable de la paz social y del progreso del país—, mediante la intervención a la Central Obrera y a todos los sindicatos. 

Se ha perseguido, encarcelado y confinado a miles de trabajadores, y se los ha privado arbitrariamente del derecho elemental de intervenir activamente en la vida de las organizaciones a que pertenecen.

En síntesis, desde el propio gobierno se ha realizado una acción sistemática tendiente a destruir la organización sindical y anarquizar a los trabajadores, acción que persigue la finalidad inconfesable de debilitar el frente social para posibilitar el camino del sometimiento del pueblo, y con él, del sometimiento de toda la Nación.

En las Fuerzas Armadas

Se ha tratado en toda forma de minar su unidad y su armonía y se han desquiciado sus cuadros con la baja o retiro obligatorio de centenares de jefes, oficiales y suboficiales que honraban a la institución por sus virtudes morales y su capacidad profesional.

Al mismo tiempo se ha obligado a muchos oficiales al desempeño de funciones civiles incompatibles con su estado militar, creándose hacia la institución un lógico resentimiento y desconfianza del pueblo, difícil de superar, y que es la semilla más criminal que podía haberse sembrado para dividir y anarquizar a la Nación.

Esto es, en lo fundamental, el panorama trágico de las horas difíciles que vive la República. La proliferación de conflictos sindicales, los actos diarios de sabotaje en todo el territorio del país y el continuo descubrimiento en toda la República de planes subversivos o actos de insurrección, denunciados por el propio gobierno, no son (como él pretende, para encubrir su responsabilidad y engañar a la opinión) fruto de la acción aislada de personas perturbadoras, sino síntoma del clima de opresión y subversión en que vive la República y expresión evidente del espíritu indomable y de la decisión del pueblo de reconquistar su libertad.

Tan grave estado de cosas impulsa nuestra determinación y nos decide a recoger el clamor unánime del pueblo, antes de que la República desemboque en una lucha fratricida que terminará por destrozarla.

El programa del Movimiento de Recuperación Nacional

I - En lo político

·        Restablecer el Estado de derecho mediante la vigencia plena de la Constitución Nacional y el imperio de la justicia en un ambiente de real libertad y pura democracia.

·        Consolidar la soberanía popular mediante la realización de elecciones generales en todo el país en un plazo no mayor de 180 días, con plenas garantías para todos los partidos políticos en el proceso electoral y preelectoral, incluida la utilización con iguales derechos de todos los medios de expresión y difusión.

·        Prescindencia absoluta del gobierno en materia electoral y fiscalización de los comicios por las Fuerzas Armadas.

·        Libertad efectiva y absoluta de prensa para todos los sectores de la opinión.

·        Amnistía general y derogación de todos los decretos y medidas discriminatorias dictados por razones ideológicas o políticas.

·        Libertad de todos los presos políticos y sometimiento a la justicia competente de los que hubiesen cometido delitos comunes.

·        Reincorporación de los empleados y obreros eliminados arbitrariamente por razones ideológicas o políticas.

·        Levantamiento de las interdicciones a personas y empresas e intervención de la justicia en los casos de violación de las leyes en vigor. 

·        Rehabilitación de los partidos políticos privados de personería v plena libertad para la formación de nuevas fuerzas, dentro de las normas establecidas por la legislación vigente.

II - En lo económico

·        Revisión de las medidas de carácter económico y financiero que pudieran lesionar los intereses nacionales.

·        Revisión de las medidas económicas y financieras que afectan seriamente el desarrollo de las actividades productivas.

·        Restablecimiento de la plena ocupación y adopción de medidas para contener el alza del costo de la vida.

III - En lo social

·        Devolución del gobierno de los sindicatos a los trabajadores y elección por los mismos de las autoridades de la Central Obrera en un plazo de 45 días.

·        Libertad inmediata a todos los dirigentes y obreros detenidos por razones políticas o gremiales.

·        Renovación de los convenios de trabajo, de común acuerdo entre los trabajadores y empresarios, mediante los procedimientos determinados por la legislación vigente al 20 de setiembre de 1955.

·        Derogación de los decretos y medidas discriminatorias que impiden a miles de obreros su participación en la vida de los organismos gremiales.

IV - En las Fuerzas Armadas

·        Reestructuración de las mismas con vistas a las necesidades de la defensa nacional.

·        Reincorporación de jefes, oficiales y suboficiales que poseyendo valores profesionales y morales hayan sido dados de baja o retirados por razones políticas o ideológicas. 

·        Mantenimiento de los actuales cuadros con la única excepción que determinen los tribunales y organismos competentes que establece la ley.


V - En el orden internacional

·        Respeto y cumplimiento de todos los convenios, pactos y compromiso internacionales concertados por el país dentro de las normas constitucionales y legales.

·        Suspensión de la ejecución de aquellos compromisos contraídos en violación de tales normas, a fin de que oportunamente sean considerados por las autoridades legalmente constituidas por los órganos y procedimientos que estatuye la Constitución Nacional.

Sosteniendo tales principios y comprometiendo ante el pueblo de la República el fiel y estricto cumplimiento de los objetivos señalados, el Movimiento de Recuperación Nacional toma las armas, en defensa de la patria, decidido a pacificar la nación por el camino de la verdadera libertad, en el respeto de la Constitución y la Ley.

No hacemos cuestión de banderías porque luchamos por la patria que es de todos. No nos mueve el interés de ningún hombre ni de ningún partido.
Por ello, sin odios ni rencores, sin deseos de venganza ni discriminaciones entre hermanos, llamamos a la lucha a todos los argentinos que con limpieza de conducta y pureza de intenciones, por encima de las diferencias circunstanciales de grupos o partidos, quieren y defienden lo que no puede dejar de querer y defender un argentino: la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria, en una nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.

¡Viva la patria!

Buenos Aires, 9 de junio de 1956.



 Penitenciaría Nacional donde fue fusilado el General Juan José Valle



ASESINADOS Y FUSILADOS
Fusilados, Argentinos fusilados por la Revolución Libertadora en 1956



Entre el 9 y el 12 de junio de 1956, murieron asesinados y fusilados 31 patriotas que, al mando del Grl Juan José Valle se sublevaron contra un gobierno ilegítimo para defender la soberanía popular, avasallada por el gobierno militar instalado desde septiembre de 1955.

La historia comienza el 9 de junio con la detención en Florida, y su posterior asesinato, de un grupo de implicados en la sublevación de Valle contra el gobierno impuesto por la autodenominada "revolución libertadora".

En estos hechos, conocidos como "Operación Masacre", murieron acribillados en los basurales de José León Suárez, en horas de la madrugada del 10 de Junio: MARIO BRIÓN, VICENTE RODRÍGUEZ, CARLOS LIZASO, NICOLÁS CARRANZA y FRANCISCO GARIBOTTI.

Las ejecuciones de los militares en los cuarteles fueron, por supuesto, tan bárbaras, ilegales y arbitrarias como las de esos cinco civiles de los basurales.

El Capitán JORGE M. COSTALES y los civiles OSVALDO ALVEDRO, DANTE H. LUGO, CLEMENTE ROS y NORBERTO ROS, que al mando del Coronel JOSÉ A. IRIGOYEN, pretendieron instalar en Avellaneda el comando Valle, fueron capturados sin resistencia y asesinados en la Unidad Regional de la Policía de Lanús en la madrugada de ese mismo día 10 de junio.

El Coronel OSCAR L. COGORNO, jefe del levantamiento en La Plata, fue ejecutado en los primeros minutos del 11 de Junio, en el cuartel del Regimiento 7.

El Subteniente de Reserva ALBERTO ABADÍE, herido en la refriega, es previamente curado y al anochecer del 12 de Junio, considerado apto para el pelotón, al cual se enfrentó en el Bosque. También murieron en manos de las fuerzas de represión CARLOS IRIGOYEN, RAMÓN VIDELA y ROLANDO ZANETA.

El 10 de Junio, a mediodía, fueron juzgados en Campo de mayo los Coroneles ALCIBÍADES E. CORTINEZ y RICARDO SALOMÓN IBAZETA, junto a cuatro oficiales subalternos: DARDO N. CANO, ELOY L. CARO, JORGE L. NORIEGA y NÉSTOR M. VIDELA.

El tribunal resolvió no se condene a muerte a los siete acusados, en primera y en segunda instancia, pero el Almirante Isaac Francisco Rojas ­a cargo del PEN- ordena por decreto el fusilamiento pasando por sobre la cosa juzgada.

La orden se cumplió a las 3,40 de la madrugada del 11 de Junio junto a un terraplén.

Al mismo tiempo fueron fusilados en la Escuela de Mecánica del Ejército los cuatro suboficiales que, momentáneamente, la habían tomado: MIGUEL A. PAOLINI, ERNESTO GARECA, ISAURO COSTA y LUIS PUGNETTI.

En la Penitenciaría Nacional (de la Av. Las Heras) se fusila a los tres suboficiales del regimiento 2 de Palermo que intentaron tomarlo: HUGO E. QUIROGA, LUCIANO I. ROJAS y  JOSÉ M. RODRÍGUEZ.

Ese mismo 11 de Junio es ametrallado y herido de muerte frente a las instalaciones del Automóvil Club Argentino MIGUEL ÁNGEL MAURIÑO, quien es dejado en el Hospital Fernández, donde falleció.

El 12 de Junio se entregó el General JUAN JOSÉ VALLEa cambio de que cese la matanza, ante la amenaza de asesinar a un detenido por día hasta su detención. Fue fusilado esa misma noche en la Penitenciaría Nacional pese a que ya se había levantado Ley Marcial.

Todas estas ejecuciones se sucedieron en menos de 72 horas, en seis lugares distintos; todas ellas estaban calificadas por el artículo 18 de la Constitución Nacional: "...queda abolida para siempre la pena de muerte por motivos políticos..."

En algunos casos se aplicó retroactivamente la Ley Marcial a quienes habían sido detenidos con anterioridad a su dictado, en otros se pasó por sobre la cosa juzgada, en otros no se tomó en cuenta el desistimiento de la acción armada, que hacen a la primera intimación los acusados; en otros se aplicó la Ley Marcial  cuando ya no estaba en vigencia.

Se trató, en definitiva, de un vasto asesinato, arbitrario e ilegal, de allí nacieron muchas de las tormentas que aún no se han calmado en nuestra Patria. Hubo también mucho de simbolismo en todas estas muertes “ejemplificadoras”, allí se nota la siniestra mano de la Masonería inglesa (aliada del jesuitismo perverso) a la que servían muchos de los usurpadores del poder en la “libertadora”.









El Presidente Duerme

La noche yace muda como un ajusticiado.
Más allá del silencio nuevos silencios crecen.
Cien pupilas recelan las sombras de la sombra,
velan las bayonetas y el Presidente duerme.

La luna se ha escondido de frío o de vergüenza
ya sobre los gatillos los dedos se estremecen,
una esperanza absurda se aferra a los teléfonos:
el Presidente duerme.

El llanto se desata frente a las altas botas.
-¡Calle, mujer, no sea que el llanto lo despierte!
-Sólo vengo a pedirle la vida de mi esposo.
-El Presidente duerme.

Los faroles desgarran el seno de la noche,
el terraplén se apresta a sostener la muerte,
el pueblo se desvela de angustia y de impotencia
El Presidente duerme.

Tras de las bocas mudas laten hondos clamores.
“Cumplan con su deber y que ninguno tiemble
de frío ni de miedo!”… En una alcoba tibia
el presidente duerme.

“Viva la Patria!”, y luego, los dedos temblorosos,
un sargento que llora, soldados que obedecen,
veinticuatro balazos desgarrando el silencio…
Y el Presidente duerme.

Acres rosas de sangre florecen en los pechos,
el rocío mitiga las heridas aleves,
seis hombres caen de bruces sobre la tierra helada
y el Presidente duerme.

¡Silencio! ¡Que ninguno levante una protesta!
¡Que cese todo llanto! ¡Que nadie se lamente!
Un silencio compacto se adueña de la noche
Y el Presidente duerme.

¡Oh, callen, callen todos! ¡Callen los camaradas!
¡Callen los estadistas, los prelados, los jueces!
¡Que el pueblo ensangrentado se trague sus palabras!

¡El Presidente duerme!

El pueblo yace mudo como un ajusticiado
pero bajo el silencio nuevos rencores crecen,
hay ojos desvelados que acechan en la sombra…

Y el Presidente duerme.


José Gobello
 (Prisión Nacional, mayo de 1957)



Ultima correspondencia del General Juan José Valle

Carta a su esposa


“Querida mía:
Con más sangre se ahogan los gritos de libertad. He sacrificado toda mi vida para el país y el ejército, y hoy la cierran con una alevosa injusticia.
Sé serena y fuerte. Dios te ayudará y yo desde el más allá seguiré velando por ustedes. No te avergüences nunca de la muerte de tu esposo, pues la causa por la que he luchado es la más humana y justa: la del Pueblo de mi Patria.
Cuida mucha a Susanita, y que después de este amargo trance encuentren resignación y mucha felicidad. Tenemos muy buenos amigos; confía en ellos, yo les he pedido que te ayuden.
Muchas cosas tendría que decirte pero las sintetizo en una sola; me has hecho muy feliz y por ello me voy de la vida con esa serenidad que me has sabido inspirar siempre. Despídeme de todos: de tu mamá que tan buena ha sido conmigo. Te deseo mucha resignación. Sé fuerte y continúa la vida con mi recuerdo y con la frente alta, pues de nada debemos avergonzarnos.
Hoy se difama la honra y el honor; pero yo he procedido siempre con integridad. Solo pienso, que no terminamos nuestra obra en común: la felicidad de nuestra querida hija. A ti te queda el hacerlo. Sé fuerte para ello. Y por eso debes hacer frente a la vida con entereza y mucha confianza en tus fuerzas, que las sé muchas.
No me dan tiempo ni siquiera a despedirme de ti con un gran beso. Aquí te lo envío. Pongo en él mi corazón, que ha sido siempre de mi mujercita querida. En los últimos momentos no quiero tener amargura con los hombres que se olvidan de todo lo que es humano.
Mi viejita, perdóname este final de nuestra vida. Pido a Dios que te reconforte pronto para seguir luchando por nuestra hija y por vos misma. Un tropel de emocionadas palabras son las de mi despedida definitiva. Que Dios te proteja y en la resignación encuentres alivio a esta tortura. Besos y besos de tu Juanjo. Adiós mi amor”.
Juan José





 
Al presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu


"Dentro de pocas horas usted tendrá la satisfacción de haberme asesinado.

Debo a mi Patria la declaración fidedigna de los acontecimientos. Declaro que un grupo de marinos y de militares, movidos por ustedes mismos, son los únicos responsables de lo acaecido.

Para liquidar opositores les pareció digno inducirnos al levantamiento y sacrificarnos luego fríamente. Nos faltó astucia o perversidad para adivinar la treta.

Así se explica que nos esperaran en los cuarteles, apuntándonos con las ametralladoras, que avanzaran los tanques de ustedes aun antes de estallar el movimiento, que capitanearan tropas de represión algunos oficiales comprometidos en nuestra revolución. Con fusilarme a mí bastaba. Pero no, han querido ustedes, escarmentar al pueblo, cobrarse la impopularidad confesada por el mismo Rojas, vengarse de los sabotajes, cubrir el fracaso de las investigaciones, desvirtuadas al día siguiente en solicitadas de los diarios y desahogar una vez más su odio al pueblo. De aquí esta inconcebible y monstruosa ola de asesinatos.

Entre mi suerte y la de ustedes me quedo con la mía. Mi esposa y mi hija, a través de sus lágrimas verán en mí un idealista sacrificado por la causa del pueblo. Las mujeres de ustedes, hasta ellas, verán asomárseles por los ojos sus almas de asesinos. Y si les sonríen y los besan será para disimular el terror que les causan. Aunque vivan cien años sus victimas les seguirán a cualquier rincón del mundo donde pretendan esconderse. Vivirán ustedes, sus mujeres y sus hijos, bajo el terror constante de ser asesinados. Porque ningún derecho, ni natural ni divino, justificará jamás tantas ejecuciones.

La palabra "monstruos" brota incontenida de cada argentino a cada paso que da.

Conservo toda mi serenidad ante la muerte. Nuestro fracaso material es un gran triunfo moral. Nuestro levantamiento es una expresión más de la indignación incontenible de la inmensa mayoría del pueblo argentino esclavizado. Dirán de nuestro movimiento que era totalitario o comunista y que programábamos matanzas en masa. Mienten. Nuestra proclama radial comenzó por exigir respeto a las Instituciones y templos y personas. En las guarniciones tomadas no sacrificamos un solo hombre de ustedes. Y hubiéramos procedido con todo rigor contra quien atentara contra la vida de Rojas, de Bengoa, de quien fuera. Porque no tenemos alma de verdugos. Sólo buscábamos la justicia y la libertad del 95 de los argentinos, amordazados, sin prensa, sin partido político, sin garantías constitucionales, sin derecho obrero, sin nada. No defendemos la causa de ningún hombre ni de ningún partido.

Es asombroso que ustedes, los más beneficiados por el régimen depuesto, y sus más fervorosos aduladores, hagan gala ahora de una crueldad como no hay memoria. Nosotros defendemos al pueblo, al que ustedes le están imponiendo el libertinaje de una minoría oligárquica, en pugna con la verdadera libertad de la mayoría, y un liberalismo rancio y laico en contra de las tradiciones de nuestro país. Todo el mundo sabe que la crueldad en los castigos la dicta el odio, sólo el odio de clases o el miedo. Como tienen ustedes los días contados, para librarse del propio terror, siembran terror. Pero inútilmente. Por este método sólo han logrado hacerse aborrecer aquí y en el extranjero. Pero no taparán con mentiras la dramática realidad argentina por más que tengan toda la prensa del país alineada al servicio de ustedes.

Como cristiano me presento ante Dios que murió ajusticiado, perdonando a mis asesinos, y como argentino, derramo mi sangre por la causa del pueblo humilde, por la justicia y la libertad de todos no sólo de minorías privilegiadas. Espero que el pueblo conocerá un día esta carta y la proclama revolucionaria en las que quedan nuestros ideales en forma intergiversable. Así nadie podrá ser embaucado por el cúmulo de mentiras contradictorias y ridículas con que el gobierno trata de cohonestar esta ola de matanzas y lavarse las manos sucias es sangre. Ruego a Dios que mi sangre sirva para unir a los argentinos.

 Viva la patria." 
Juan José Valle 



Buenos Aires, 12 de junio de 1956.-





La palabra del General Perón:


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