Exorcismo
contra Satanas y los Angeles rebeldes
El Papa León XIII tuvo una visión el día 13 de octubre de 1884, después de la cual prescribió el rezo de la oración a San Miguel al final de la Misa, y escribió y publicó el siguiente exorcismo. Se trata del texto original completo, sin omisiones, como suele encontrárselo en algunas versiones modernas.
Publicado por mandato de Su
Santidad el Papa León XIII
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén
Salmo 67.
Levántese
Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian.
Como
se disipa el humo se disipen ellos, como, se derrite la cera ante el fuego, así
perecerán los impíos ante Dios.
Salmo 34.
Señor, pelea contra los que me
atacan; combate contra los que me hacen la guerra. Sufran una derrota y queden
avergonzados los que me persiguen a muerte.
Vuelvan la espalda llenos de confusión los que traman mi daño.
Vuelvan la espalda llenos de confusión los que traman mi daño.
Sean como polvo frente al viento
cuando el Ángel del Señor los desbarate.
Sea su camino oscuro y resbaladizo,
cuando el Ángel del Señor los persiga.
Porque sin motivo me tendían redes
de muerte,
sin razón me abrían trampas
mortales.
Que les sorprenda un desastre
imprevisto, que los enrede la red que escondían;
que caigan en la misma trampa que me
abrieron.
Mi alma se alegra en el Señor y
gozará de su salvación.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y
siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Oración a San Miguel Arcángel.
Gloriosísimo príncipe de la milicia
celestial, San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha que mantenemos
combatiendo "contra los principados y potestades, contra los caudillos
de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por los
aires" (Ef. 6, 12). Ven en auxilio de los hombres que Dios creó
incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap. 2, 23), y a tan "alto
precio rescatados" (I Cor. 6, 20) de la tiranía del demonio. Con las
huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates del Señor, como antaño
luchaste contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra sus ángeles apóstatas.
Ellos no pudieron vencer, y perdieron su lugar en el Cielo. "Fue
precipitado el gran dragón, la antigua serpiente el denominado diablo y
Satanás, el seductor de todo el mundo: fue precipitado a la tierra y con
él cayeron sus ángeles" (Apoc. 12,.8-9).
He aquí que el antiguo enemigo y
homicida se ha erguido con vehemencia. Disfrazado de "ángel de
luz" (II Cor. 11, 14) con la escolta de todos los espíritus malignos
rodea e invade la tierra entera, y se instala en todo lugar, con el designio de
borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de arrebatar las almas destinadas
a la corona de la gloria eterna, de destruirlas y perderlas para siempre. Como
el más inmundo torrente, el maligno dragón derramó sobre los hombres de mente
depravada y corrompido corazón, el veneno de su maldad: el espíritu de la
mentira, de la impiedad y de la blasfemia; el letal soplo de la lujuria, de
todos los vicios e iniquidades.
Los más taimados enemigos han
llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a
beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que para Ella es más
querido. Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y la Cátedra de la
Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de la abominación
de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey.
Oh invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los
espíritus que le atacan y dale la victoria.
La Iglesia te venera como su
guardián y patrono, se gloría que eres su defensor contra los poderes nocivos
terrenales e infernales; Dios te confió las almas de los redimidos para
colocarlos en el estado de la suprema felicidad. Ruega al Dios de la paz que
aplaste al demonio bajo nuestros pies, para que ya no pueda retener cautivos a
los hombres y dañar a tu Iglesia. Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para
que cuanto antes desciendan sobre nosotros las misericordias del Señor (Salmo
78, 8), y sujeta al dragón, la antigua serpiente, que es el diablo y
Satanás, y, una vez encadenado, precipítalo en el abismo, para que nunca jamás
pueda seducir a las naciones (Apoc. 20).
Después de esto, confiados en tu
protección y patrocinio, con la sagrada autoridad de la Santa Madre Iglesia,
nos disponemos a rechazar la peste de los fraudes diabólicos, confiados y
seguros en el Nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor.
He aquí la Cruz del Señor, huid
poderes enemigos.
R. Ha vencido el León de la tribu de Judá, la raíz de David.
Señor, que tu misericordia venga
sobre nosotros.
R. Como lo esperamos de Ti.
Señor, escucha nuestra oración.
R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Oremos. Dios y Padre de Nuestro
Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y suplicantes imploramos tu clemencia,
para que, por la intercesión de la Inmaculada siempre Virgen María Madre de
Dios, del Arcángel San Miguel, de San José Esposo de la Santísima Virgen, de
los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes prestarnos
tu auxilio contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos que vagan por el
mundo para dañar al género humano y para la perdición de las almas. Amén.
Exorcismo: Te exorcizamos todo
espíritu maligno, poder satánico, ataque del infernal adversario, legión,
concentración y secta diabólica, en el nombre y virtud de Nuestro Señor Jesu (†) Cristo,
para que salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a imagen de
Dios y redimidas por la preciosa Sangre del Divino Cordero (†). En adelante no oses, perfidísima serpiente, engañar
al género humano, perseguir a la Iglesia de Dios, zarandear a los elegidos y
cribarlos como el trigo (†). Te lo manda Dios Altísimo, a quien
en tu insolente soberbia aún pretendes asemejarte, "el cual quiere que
todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (II
Tim. 2). Te lo manda Dios Padre + te lo manda Dios Hijo +; te lo manda Dios
Espíritu Santo +. Te lo manda la majestad de Cristo, el Verbo eterno de Dios
hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu envidia, "se
humilIó a sí mismo hecho obediente hasta la muerte" (Fil. 2); el cual
edificó su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los "poderes del
infierno nunca prevalecerían contra ella, Él mismo había de permanecer con ella
todos los días hasta el fin de los tiempos" (Mat. 28, 20). Te lo manda
el santo signo de la Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe cristiana
+. Te lo manda la excelsa Madre de Dios, la Virgen María, quien con su humildad
desde el primer instante de su Inmaculada Concepción apIastó tu orgullosa
cabeza +.
Te lo manda la fe de los santos
Apóstoles Pedro y Pablo y de los demás Apóstoles +. Te lo manda la sangre de
los mártires y la piadosa intercesión de todos los Santos y Santas +. Por
tanto, maldito dragón y toda legión diabólica, te conjuramos por Dios + vivo,
por Dios + verdadero, por Dios + santo, que "de tal modo amó al mundo
que entrego a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca,
sino que viva la vida eterna" (Juan 3); cesa de engañar a las criaturas
humanas y deja de suministrarles el veneno de la eterna perdición; deja de
dañar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye Satanás, inventor y
maestro de toda falacia, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante
Cristo, en quien nada has hallado semejante a tus obras. Retrocede ante la
Iglesia una, santa, católica y apostólica, la que el mismo Cristo adquirió con
su Sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla y huye, al ser
invocado por nosotros el santo y terrible Nombre de Jesús, ante el que se
estremecen los infiernos, a quien están sometidas las Virtudes de los cielos,
las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines y Serafines alaban
con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los
Ejércitos.
Señor, escucha mi oración.
R. Y llegue a Ti mi clamor.
El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
Oremos. Dios del Cielo y de la
tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas,
Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los
Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida
después de la muerte, el descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios
fuera de Ti, ni puede haber otros sino Tú mismo, Creador de todo lo visible y
lo invisible, cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu
gloriosa Majestad se digne libramos eficazmente y guardamos sanos de todo
poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro Señor.
Amén.
De las asechanzas del demonio.
R. Líbranos, Señor.
Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.
Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.
R. Líbranos, Señor.
Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad.
R. Te rogamos, óyenos.
Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia.
R. Te rogamos, óyenos.
(Se rocía con agua bendita el lugar
y a los presentes).
Señor, no recuerdes nuestros delitos
ni los de nuestros padres, ni tomes venganza de nuestros pecados (Tobías 3, 3).
Padre nuestro...
Se trata de un exorcismo de devoción, que puede ser realizado por cualquier laico. No se realiza en virtud de un poder propio, como en el caso del sacerdote exorcista, sino que se invoca la ayuda celestial para alejar al demonio de los lugares exorcizados y de los habitantes que en él moran.